La variable de la demanda eléctrica se sitúa en posiciones de privilegio entre los factores que apuntan a una notable desaceleración económica. El sistema lleva camino de cerrar el año con la menor cifra desde 2015, pero lo que es prácticamente seguro es que la demanda de electricidad protagonizará su primer descenso desde los primeros años de la década, con los efectos de la crisis económica aún candentes.
En la recta final del año, la demanda de electricidad apunta a concluir 2019 en el entorno de los 245 terawatios/hora, lo que supone un descenso de en torno al 2% en relación con la cifra registrada el año anterior, de acuerdo con los datos de Red Eléctrica. En 2018, el sistema ya reflejó un incremento moderado de la demanda, un 0,4%.
La evolución de esta variable ha tenido, por norma general, correlación con la del comportamiento de la economía española. Precisamente, el menor ritmo de incremento de demanda de electricidad en 2018 tuvo su correspondencia en un descenso de casi cinco décimas en el crecimiento del PIB, que se situó en el 2,53%, frente al 2,98% del año anterior.
Hace aproximadamente un mes, Funcas llevó a cabo una notable rebaja de sus previsiones de crecimiento de la economía española en el presente año, hasta situarlas en el 1,9%, tres décimas por debajo de la anterior estimación. Anteriormente, el Banco de España también había revisado a la baja sus previsiones, que actualmente se sitúan en el 2%, cuando poco antes del verano eran del 2,4%. Es decir, los pronósticos hablan en cualquier caso de un retroceso del crecimiento de entre cinco y seis décimas.
Corrección en verano
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el propio Gobierno español también han efectuado revisiones a la baja de sus previsiones sobre el ritmo de crecimiento de la economía española.
La evolución de la demanda a lo largo del año se vio positivamente influido por la climatología, especialmente en lo que se refiere a la oleada de calor que se registró durante el mes de julio, que disparó el consumo de aparatos refrigeradores y de aire acondicionado.
A lo largo de ese mes se registraron topes de demanda por encima de los 40.000 megawatios, más propios de los primeros meses del año o bien del mes de diciembre, que son las épocas en las que se suelen dar las cifras más elevadas del ejercicio. Eso sí, en ningún caso las cifras que se dieron durante las diferentes olas de calor que de julio se aproximaron a los máximos de 2019, que se dieron el pasado mes de enero.
No obstante, estos incrementos contribuyeron a corregir algo el descenso que la demanda eléctrica registró durante los primeros meses del año, cuando los descensos superaron claramente el 3%. Una circunstancia que se dejó sentir incluso en los resultados de las grandes eléctricas correspondientes al primer trimestre.