La presidenta de Banco Santander, Ana Patricia Botín, ha dicho recientemente que “el dinero tiene que valer algo”, en referencia al anuncio realizado, casi simultáneamente, por el Banco Central Europeo de “subir los tipos de interés oficiales 25 puntos básicos en nuestra reunión de política monetaria de julio” y volver a hacerlo, si las perspectivas de inflación a medio plazo persisten o empeoran, en la reunión de septiembre.
Como siempre, el BCE ha ido muy por detrás de los acontecimientos. El euríbor, el indicador que sirve de referencia para la renovación de los préstanos hipotecarios firmados a tipo variable, había empezado a enviar señales de que algo empezaba a moverse en los mercados bancarios desde el mes de febrero.
El euríbor empezó el año en terreno negativo (-0,453% en el mes de enero), pero empezaba a dar signos claros de que la tendencia acabaría invirtiéndose más temprano que tarde. En marzo cerró a las puertas del equilibro (-0,073%) y en abril regresó, muchos meses después, a terreno positivo (+0,166%). En lo que va transcurrido del mes de junio, el euríbor ha subido 1,5 décimas, pasando del 0,417% del día 1, al 0,569% del día 8.
En línea con esta realidad, los bancos españoles han vuelto a mirar a los depósitos bancarios, acabando con el desinterés que han mantenido por estos productos durante los últimos seis años. La mayoría de las entidades han puesto en circulación las primeras ofertas para volver a captar el interés de los hogares.
Han sido los primeros pasos, con depósitos a un tipo de interés de entre el 0,2% y el 0,7%, en algunos casos vinculados a un fondo de inversión o de pensiones y, en otros, a una cantidad mínima o una divisa concreta.
Desinterés de los hogares
Estas primeras ofertas no han tenido entre los ciudadanos la acogida que la banca esperaba. Seguramente, porque la velocidad de los acontecimientos ha dejado pequeños los intereses que se ofrecen. En los cuatro primeros meses de este año, los hogares han depositado en los bancos a diferentes plazos un total de 19.370 millones de euros, una cifra un 27,7% inferior a la que efectuaron en los mismo meses de 2021. Es un claro mensaje de que las familias quieren más por su dinero.
El desinterés de las familias por los depósitos bancarios viene justificado por el hecho de que las entidades financieras han estado remunerando estos productos de ahorro a tipos de interés de entre el 0,11% en 2016 al 0,05% este mismo año. Baste recordar que en 2012, cuando avanzaba la crisis de deuda soberana en España, los depósitos se remuneraban como media un tipo de interés del 2,83%, cincuenta y seis veces más.
¿Qué ha sucedido? Que los bancos fueron perdiendo el interés por atraer el dinero de las familias desde el mismo momento en que lo recibían gratis, e incluso con intereses negativos, del Banco Central Europeo y en cantidades que eran imposibles de absorber por la economía productiva.
Detrás de esta huida masiva de dinero de los depósitos está la escasa o nula remuneración que han recibido los hogares, sobre todo, desde 2016
Ahora, cuando el BCE ha anunciado que pondrá fin a las compras netas de activos en el marco del programa APP a partir del próximo 1 de julio, los bancos vuelven la mirada hacia los hogares en busca de sus ahorros. Pero sus primeras ofertas se han quedado muy cortas.
Lo han hecho la práctica totalidad de ellos, desde BBVA a Abanca, pasando por Kutxabank o Bankinter. Por los resultados obtenidos en el primer mes con el euríbor en terreno positivo, el sistema bancario va a tener que ser algo más agresivo en sus ofertas si quiere frenar la sangría de dinero que ha habido en los últimos años.
A cierre del pasado mes de abril (últimos datos recogidos por el Banco de España), los hogares tenían invertidos en depósitos a plazo 71.044 millones de euros, 28.349 millones menos que en abril de 2021. Es un descenso del 28,55%, que viene a sumarse a los registrados en años anteriores. El saldo vivo más elevado en los últimos años se registró en 2013, con 424.269 millones de euros depositados en el conjunto de la banca.
Evolución de los depósitos
Una de la mayores caídas interanuales se dio en 2016, precisamente el año en que el BCE fijó el precio oficial del dinero en el 0% por primera vez en la historia. En diciembre de 2015 la banca atesoraba 318.597 millones de euros en depósitos de las familias, que se redujeron a 257.940 millones a cierre de 2016: en apenas doce meses se “perdieron” 60.657 millones.
La mayor parte de este dinero ha ido a parar a la cuentas corrientes (cuentas a la vista, en la jerga bancaria). En 2013 contabilizaban 335.892 millones de euros; hoy, suman 913.090 millones. Mientras entre 2015 y 2016 los depósitos perdían un 19,03% del total, las cuentas a la vista engordaban de 436.737 millones a 514.328 millones: 77.591 millones de euros más, a pesar de que su remuneración entonces bajó a la mitad y empezó a acercarse al 0%. En abril de este año, un depósito a un año pagaba un interés del 0,01%; a un plazo de entre 1 y 2 años, del 0,4%, y a más de 2 años, del 0,03%.
Detrás de esta huida masiva de dinero de los depósitos está la escasa o nula remuneración que han recibido sobre todo desde 2016. El tipo medio ponderado de todos los depósitos ha pasado del 2,83% de 2011 al 0,05%. Es decir, de recibir por intereses 283 euros por cada 10.000 que pasaba a custodiar el banco, a recibir apenas 5 euros por la misma cantidad.
Con los datos del Banco de España, los depósitos a un año (los más frecuentes) han sido los más afectados. Entre enero y abril, las nuevas operaciones han disminuido en 6.884 millones de euros, una caída del 30,3%. Las operaciones de depósitos a entre uno y dos años han bajado un 20,5%. Únicamente los depósitos a dos o más años están positivo, aunque su saldo vivo, casi 8.000 millones, suponga apenas el 11% del total.