Los inversores tratan de buscar activos que puedan aportar retorno, superar esta inflación que carcome los ahorros de familias y empresas y cierta protección para las carteras. La inversión en dividendos se considera conservadora porque aporta retorno en cualquier escenario de mercado y normalmente se trata de compañías estables y con negocios consolidados que cuentan con accionistas con vocación de permanencia.
La rentabilidad por dividendo es un ratio financiero muy seguido por el mercado que relaciona el pago de la compañía en el último año y el precio de la acción, por lo que se puede incrementar el porcentaje si la acción cae y el dividendo se mantiene.
Con la inflación tan elevada, aunque ciertamente corregida, supone pérdidas de poder adquisitivo para las familias en un contexto marcado por el bajo crecimiento económico y el final de la subida de tipos de interés en Estados Unidos y la eurozona. Además de ello, con potencial recesión en Europa en medio del contexto de las esperadas bajadas de tipos, aunque con aumento de los precios de consumo, que el BCE ya había anunciado para los primeros meses de 2004.