La fusión de Ibercaja con Caja 3 supone un coste en el entorno de los 1.000 millones. La misma cifra que necesita el SIP liderada por la Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI) para cumplir con los nuevos requisitos de saneamiento de activos inmobiliarios del 'plan De Guindos'. De no haber mediado este matrimonio, Caja 3 hubiera necesitado dejar su cuenta de resultados a cero durante los próximos ocho ejercicios (sus beneficios rondan los 120 millones anuales) para lograr el saneamiento del ladrillo al que obliga el nuevo decreto de reforma financiera.
Precisamente, estos nuevos requerimientos son los que han forzado a Caja 3 a necesitar de una fusión para gozar de sus beneficios: dos años para realizar el saneamiento y éste cargarlo contar patrimonio, no contra resultados. "Si no hubiera sido así, la CAI se hubiera negado a la integración como sucedió en junio de 2010, cuando decidieron no seguir adelante con las negociaciones que se mantuvieron entonces en pos de una fusión", aseguran fuentes conocedoras del proceso.
Le unión de Caja 3 e Ibercaja dará lugar a una entidad de 65.000 millones de euros de activo, cerca del nuevo objetivo de tamaño (100.000 millones) que parece haberse impuesto ahora la entidad que preside Amado Franco. Un tamaño que Ibercaja espera conseguir con Unnim, cuya subasta se dilucidará la próxima semana. "De no conseguir Unnim, Ibercaja acudirá a Banco de Valencia para lograr ese objetivo de tamaño. Pero siempre con la premisa de que la otra unión tiene que estar soportada por ayudas para no estar en desventaja competitiva con lo que va a suceder con el resto de entidades", aseguran fuentes del sector.
Ese próximo movimiento coorporativo de Ibercaja, en caso de no lograr Unnim, estará marcado por la viabilidad de la operación, para no poner en peligro el futuro del grupo, y que el liderazgo del proyecto recaiga en Franco. Dos condiciones que ponen en peligro el proyecto de unión con Banca Cívica, con quien Ibercaja tenía bastante adelantadas sus negociaciones, como adelantó este diario.
"Sería complicado que Ibercaja hiciese dos operaciones a pulmón, sin ayudas públicas. Además, ganar tamaño a costa de poner en peligro la viabilidad del proyecto no está en el ideario de Franco que se ha mostrado muy cauto en estos tres últimos años de bailes de fusiones", aseguran desde un banco de cajas.
Tanto Enrique Goñi como Antonio Pulido, coopresidentes de Banca Cívica, no quisieron asociar a su entidad con Ibercaja, el pasado miércoles, durante la presentación de resultados del pasado ejercicio. "Como todo el mundo mantenemos conversaciones sobre una eventual integración con otras entidades. Las conversaciones múltiples pueden llegar a buen puerto o no, pero tenemos la posibilidad de seguir solos", admitía Pulido.