El grupo Abengoa, formado por un conglomerado de 887 empresas por todo el mundo, ha sido también una máquina de anotarse beneficios fiscales con los que engordar sus cuentas de resultados. De hecho, entre el año 2010 y 2014 todos los ejercicios le han salido a devolver en el Impuesto de Sociedades a la compañía presidida por Felipe Benjumea: en total, más de 259 millones de euros en impuestos que salieron a devolver, y que se ha apuntado directamente en los beneficios contables, tal y como muestran las cuentas consolidadas del grupo remitidas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En el ejercicio 2010, el grupo Abengoa se anotaba un resultado contable de 263 millones de euros, de los que 5,5 millones procedían de un resultado positivo en el Impuesto de Sociedades. Al año siguiente esta cifra se multiplicó por cinco, y el saldo positivo en este tributo (que en teoría grava un 30% de los beneficios) se elevó hasta los 28,8 millones de euros, a pesar de que el resultado del ejercicio para todo el grupo fue similar al del año anterior: 273,6 millones de euros.
Un impuesto sobre los beneficios positivo en 2012 evitó que la compañía presentara un resultado consolidado con números rojos ese año
Mucho mayor fue el incremento de dicha tributación negativa al año siguiente. Tanto que sin estos ingresos vía impuestos devueltos (siquiera contablemente) los resultados del banco se hubieran desplomado: De los 273,6 millones de 2011 se pasó en 2012 a un resultado para el grupo Abengoa de 94 millones de euros, de los que 171,9 millones eran anotaciones a favor de la compañía por dinero devuelto por Hacienda. Es decir, que sin el saldo positivo obtenido con estos beneficios fiscales, la entidad hubiera presentado pérdidas ese año.
En 2013, los beneficios gracias a el impuesto de sociedades (26 millones de euros) supusieron cerca de una cuarta parte de los resultados del grupo (110 millones). Y esta proporción creció de forma notoria en 2014, con unos resultados contables para Grupo Abengoa de 122 millones de euros, de los que 59 millones eran impuestos negativos que se anotaba la compañía como beneficios. La tendencia a depender de las devoluciones de Hacienda se ha venido acelerando incluso en 2015: en los resultados del primer semestre, cuando el consolidado presentó un resultado positivo de 81,3 millones, de éstos 60,5 millones eran achacables al "impuesto sobre beneficios", tal y como muestran los datos remitidos a la CNMV y auditados por Deloitte, firma que en los últimos tres ejercicios cobró 20 millones por su control de las cuentas de Abengoa.
"Esfuerzo" en I+D+i que genera deducciones
¿Cómo es posible que Abengoa, año tras año, lograra tener un saldo positivo en el impuesto de sociedades si, año tras año, presentaba beneficios en su cuenta de resultados? La propia compañía señalaba en sus cuentas consolidadas algunas de las causas de este beneficio fiscal: "El esfuerzo y dedicación a las actividades de I+D+i realizado por Abengoa durante los últimos años, ha contribuido a la generación de importantes deducciones fiscales, así como la aplicación del incentivo fiscal por cesión de uso de activos intangibles", señala la entidad.
Otra de las causas que permitieron a Abengoa anotarse año tras año deducciones fiscales millonarias a su favor fue el "incremento en la actividad exportadora", una actividad premiada por el Gobierno con incentivos fiscales, como también lo fue la generación de ingresos "no sometidos a tributación por aplicación de otros incentivos fiscales". El impacto de estos beneficios ha sido enorme. Como muestra, en el año 2010 la compañía se anotó unos ingresos contables de 58,6 millones de euros en el IS, cuando la tasa "teórica" que debiera haber pagado en función de sus beneficios hubiera sido de 25,6 millones, según reconoce la propia Abengoa.
Fuentes tributarias consultadas por Vozpópuli señalan que esta anotación sistemática de rendimientos positivos en el impuesto de sociedades tiene más de juego contable que de beneficios reales. "Estos beneficios no se transforman en cash, no llegan a salir de la caja", explican, al tiempo que apuntan a los 1.503 millones de euros en créditos fiscales anotados por el grupo Abengoa en 2014 como una grave negligencia por parte de los auditores: "se tendría que haber sido más estricto, porque la posibilidad de materializar esos créditos fiscales en el futuro es algo cuanto menos dudoso, ya que hará falta conseguir unos beneficios que no están ni mucho menos garantizados", critican.