La victoria de ACS en el Alto Tribunal en relación a la eliminación de los derechos de voto no le servirá de mucho en la próxima junta de Iberdrola. El año pasado, ACS votaba por el 10% en la junta (pese a contar con una participación del 19%) y este año lo hará por la totalidad de participación, es decir, por el 15%. Los bancos acreedores han forzado a la compañía que preside Florentino Pérez a vender un paquete del 3,7% que posee en la eléctrica en una colocación acelerada, y en este sentido, ACS ha perdido una buena oportunidad de presentarse ante la asamblea con un peso importante.
La diferencia de un 5% a su favor -por la eliminación de las limitaciones de derechos de voto- de este año frente al anterior no será suficiente para conseguir controlar la compañía, ni por su cuenta, ni con la ayuda de otros accionistas. Su peso sigue siendo poco relevante aunque se eliminen las limitaciones de voto, según recalcaba ayer un informe de la banca BNP.
La constructora que controlan los banqueros March y los Albertos (Alberto Alcocer y Alberto Cortina) y Florentino Pérez pugna desde hace cuatro años por entrar en el consejo de Iberdrola. No obstante, ACS tampoco podría legalmente proponer consejeros en la primera eletrica española. Los diversos juzgados han respaldado las tesis de Iberdrola y admiten que existe un conflicto de competencia estructural y permanente, principalmente en las áreas de energías renovables e ingeniería. Entre 2010 y 2011, ACS ha presentado sendos recursos de impugnación a los acuerdos adoptados en las dos últimas juntas generales ordinarias y de momento, ha recibido tres golpes.
Las acciones de Iberdrola retrocedieron ayer un 7,6%, situándose ligeramente por debajo del precio al que vendió ACS su paquete del 3,69%. ACS por su parte también retrocedió un 6,06% y se apuntó unas minusvalías de la operación de unos 767 millones de euros (vendió a la mitad del precio al que pagó inicialmente).