Unas obras en el metro de Nueva York que está llevando a cabo una 'joint venture' en la que participan ACS y OHL ha provocado un enfrentamiento entre las dos constructoras españolas, según asegura el diario estadounidense 'The New York Times'.
El diario señala que para las dos constructoras el metro de Manhattan se ha convertido en "el campo de batalla de una feroz disputa legal sobre que compañía debe asumir más pérdidas" por algunos fallos en uno de los mayores proyectos de obra civil de Nueva York. 'The New York Times' apunta que en el centro de esta disputa está ACS, quien ha luchado en los últimos años por lograr más negocios fuera de España. Con este objetivo, su filial Dragados se ha convertido en una de las empresas más activas en el plan para llevar el metro desde Long Island al East Side, un proyecto valorado en 8.250 millones de dólares (6.715 millones de euros), informa Ep.
Acusan a ACS de hacer mal su tarea
Sin embargo, Judlau Contracting, propiedad en 51% de OHL y socio de Dragados en la 'joint venture' que lleva a cabo este proyecto, ha acusado a la filial de ACS de realizar mal su tarea (vaciar los túneles para unir los trenes desde Long Island hasta Grand Central), lo que ha llevado a una pérdida de hasta 250 millones de dólares (203,5 millones de euros) para la empresa conjunta. "En medio de un aluvión de demandas y contrademandas legales, Judlau ha acusado a Dragados de no informar de sus pérdidas en el momento oportuno. Dragados, a su vez está demandando Judlau, alegando que no cumplía con sus obligaciones financieras con la empresa conjunta", explica el diario.
El acuerdo original de la 'joint venture' preveía un beneficio de 200 millones de dólares (163 millones de euros), a repartir 60-40 entre Dragados y Judlau, respectivamente. Pero a medida que las pérdidas se acumulaban, Judlau dejó de financiar la empresa, obligando a su socio a pagar millones de dólares para mantener el proyecto. Así, Dragados demandó a la compañía participada por OHL, quien respondió a su vez con otra demanda en la que acusaba a Dragados de llevar una mala gestión del proyecto poniendo al frente de él a gente como James Roemer, quien inició una espiral de costes sin control.
Desde la Autoridad de Transportes Metropolitana, que prevé que el proyecto esté acabado en 2019 tras varios retrasos, aseguran que las controversias que surjan entre los socios de una empresa son irrelevantes, siempre y cuando el trabajo se haga bien, con el presupuesto y el calendario previstos. Por otro lado, el diario asegura que, aunque ACS tiene la capacidad para soportar estas pérdidas, el hecho de que haya problemas en uno de sus mercados clave como es Estados Unidos podría despertar dudas sobre su capacidad de seguir compensado los problemas en el mercado español con sus operaciones internacionales.