Eloi Badia Casas formará parte del equipo de Ada Colau que a partir de este sábado gobernará en el ayuntamiento de Barcelona. Ha ido como número 12 en las listas de Barcelona en Comú y es una de las personas de confianza de la futura alcaldesa con un cariz más combativo.
En los últimos años casi se ha especializado en defender la vuelta a la gestión pública de uno de los servicios básicos más preciados, el agua. Su objetivo principal es poner en marcha el proceso para revertir al consistorio capitalino el 85% que posee Aguas de Barcelona (Agbar) en la sociedad que tiene el monopolio de la gestión del agua de 23 municipios de Barcelona, incluida la capital.
El restante 15% está en manos de la sociedad municipal Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Tanto Colau como Badia han defendido durante la campaña previa a las elecciones municipales que la compañía que gestiona el agua tiene que estar controlada desde el ayuntamiento de la Plaza de San Jaume.
Según las fuentes consultadas, el nuevo equipo de gobierno estudiará al detalle el contrato de concesión y buscará una fórmula para evitar que la “remunicipalización” de la sociedad tenga un impacto en las arcas del ayuntamiento. El alcalde saliente, Xavier Trias, ha dicho que Agbar tendría que recibir una indemnización de 500 millones de euros si pierde ese 85% de la sociedad.
El nuevo consistorio revisará el contrato firmado con Agbar y se plantea impugnarlo ante los tribunales
Desde Barcelona en Comú se ha avisado de que si es necesario se acudirá a los tribunales para impugnar esta adjudicación sin concurso público.
Badia es uno de los líderes de Agua es Vida, una plataforma ciudadana que el pasado año denunció el acuerdo sellado entre AMB y Agbar ante la Oficina Antifraude de Cataluña.
Este organismo archivó la denuncia, pero emitió un demoledor informe en el que criticaba el hecho de que la sociedad pública AMB eligiera a Agbar como su socio privado sin dar siquiera posibilidad a que otras compañías competidoras optaran al contrato.
No hubo concurso público y sí “deficiencias significativas” en el acuerdo. La Oficina consideró “cuestionable” que no hubiera concurrencia pública y censuró la excesiva predisposición favorable de AMB para elegir al grupo controlado por la francesa Suez Environnement.
Desde otros ámbitos catalanes se critica el radicalismo y populismo de los planteamientos de Badia y otros miembros de Barcelona en Comú
Ni corto ni perezoso, Badía se fue con el informe a los tribunales y presentó una querella contra los responsables de la decisión de entregar el agua de Barcelona a Agbar.
Hace unos días, el Juzgado de Instrucción número 24 de Barcelona decidió no admitir a trámite la querella presentada Agua es Vida.
En un auto, el juez sostiene que los hechos denunciados en la querella no son constitutivos de un delito de prevaricación y deriva a los denunciantes a la vía contencioso-administrativa para recurrir la adjudicación del suministro de agua.
La decisión del juez ha sido un revés para Badía y Agua es Vida, que desde otros ámbitos catalanes está siendo criticada por el radicalismo en sus actuaciones y las medidas populistas que defiende.
Pero el escenario ha cambiado radicalmente. Ahora, los querellantes de Agua es Vida van a tener a uno de sus líderes en el mismísimo ayuntamiento trabajando codo con codo con Colau, en uno de sus proyectos más emblemáticos. Parar los desahucios, solucionar la pobreza energética y recuperar la gestión pública del agua son medidas sociales de urgencia que quiere poner en marcha la nueva alcaldía.