El proceso de selección de ofertas para la composición del núcleo duro de AENA está resultando decepcionante para el Ministerio de Fomento, que contaba con disponer de un mayor número de interesados en entrar en el gestor aeroportuario con una participación significativa. Finalmente, tan sólo cinco entidades han llegado a la fase definitiva, cuando el departamento que dirige Ana Pastor pretendía contar con ocho o nueve candidatos.
En una primera fase del proyecto, el Ministerio había recibido cerca de una quincena de muestras de intención de participar en la composición del núcleo duro de AENA, un proceso en el que se repartirá hasta el 21% del capital de la compañía entre un mínimo de dos y un máximo de cuatro accionistas.
Sin embargo, a la hora de presentar las propuestas formales, que daban acceso en profundidad a los datos económicos de la empresa, el abanico se ha reducido de forma drástica hasta los cinco que finalmente pujan por ser socios estables del gestor aeroportuario.
Entre los favoritos figuran dos españoles, tanto el grupo de construcción, servicios y concesiones Ferrovial como Banca March, probablemente a través de su brazo inversor Corporación Financiera Alba.
El Ministerio quería haber contado con alguna opción más de capital español y se habló en este sentido de Juan Abelló, a través de su vehículo de inversión Torreal, y de algún otro gran grupo de insfraestructuras. El financiero no se ha visto seducido por el proyecto y ni siquiera ha llegado a esta fase definitiva y lo mismo ha sucedido con otras empresas del sector.
La marcha atrás de los fondos
Un camino similar han seguido algunos fondos internacionales, tanto de carácter global como especialistas en el sector de infraestructuras, que se han bajado del carro a última hora al no terminar de ver clara la operación.
Fuentes del mercado señalan a entidades como KKR y Maquarie como posibles candidatos a entrar en el núcleo duro de la privatizada AENA, aunque ninguno de ellos ha confirmado de manera oficial su interés por entrar en el capital del gestor aeroportuario español.
El Ministerio esperaba contar con algo más de competencia, toda vez que la operación incluirá una de las mayores OPV de los últimos años en Europa, valorada en unos 3.500 millones de euros. Sin embargo, la acogida entre los potenciales nuevos accionistas de referencia de AENA ha sido mucho más fría.
Tanto es así que la circunstancia ha sorprendido incluso a aquéllos que han pasado a la fase definitiva del proceso, entre los que incluso se han sembrado algunas dudas sobre la idoneidad de participar en el mismo ante la escasa concurrencia.
El control del Estado, motivo de rechazo
Uno de los factores que han hecho disminuir el atractivo de la composición del núcleo duro ha sido el hecho de que el Estado vaya a quedarse finalmente con el 51% del capital de Enaire, la sociedad que hará de matriz de la privatizada AENA.
El Gobierno ha dejado entrever a los potenciales candidatos que podría vender más paquetes del gestor aeroportuario próximamente, al estilo de las privatizaciones que en su día se hicieron de empresas como Telefónica o Endesa.
Sin embargo, ni siquiera estos mensajes han logrado calar lo suficientemente hondo como para generar una competencia que hubiera sido ideal para el proceso privatizador. El pliego de condiciones especifica que el precio final será el mercado por los bancos de inversión que llevarán a cabo la colocación de la OPV.
Sin embargo, una puja más abierta para hacerse con ese preciado 21% facilitaría que AENA debutara en el parqué por todo lo alto.