"No hay un dueño reconocido" de ocho aeronaves que se encuentran ahora mismo en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, y por tanto la empresa pública AENA, responsable de la gestión del aeropuerto, no ha podido tomar una decisión sobre el uso que dar a estos aparatos, que han estado en proceso de subasta.
Así lo reconoce el presidente de AENA, el ex Vocento José Manuel Vargas, al senador socialista Domingo Fuentes Curbelo, en respuesta a una pregunta parlamentaria en la que Curbelo sugería que se les diera otro tipo de usos a las aeronaves que no fuera coger polvo. En la carta, se cuenta cómo en años anteriores, "mediante acuerdos de cesión con los anteriores propietarios, Madrid-Barajas aprovechó tres aeronaves: un McDonell Douglas DC-9 como aula educativa de medio ambiente y otras dos aeronaves B727-200 para prácticas de bomberos. Esta práctica (realización de acuerdos de cesión con propietarios para su uso por parte del aeropuerto) también se lleva a cabo en los restantes aeropuertos de AENA".
El problema viene de largo, y ya este verano se intentó sin éxito subastar las aeronaves pese a no tener AENA su propiedad de forma definitiva
No obstante, reconoce Vargas, "esto mismo no es posible realizarlo con las ocho aeronaves de la subasta que usted menciona, ya que no hay dueño reconocido". Y como no hay nadie que se haga cargo de las naves, AENA ha aplicado los artículos 138 y 139 de la ley de Navegación Aérea en vigor, notificando públicamente el hallazgo para que los propietarios puedan ejercer sus derechos y una vez declarada la presunción legal de abandono, ha procedido a subastar los mismos, subasta que fue en primera y segunda convocatoria declarada desierta el 18 de agosto por no haber recibido ninguna oferta dentro del plazo concedido. El precio era de 76.300 euros según publicó el Boletín Oficial del Estado.
AENA podrá quedarse con las naves y entonces hacer lo que quiera con ellas, pero no ha llegado a este momento todavía según Vargas, quien confirma que el operador aeroportuario aún tiene que hacerse legalmente con ellas para contar con las plenas garantías jurídicas. Para ello, habla del método de la usucapión (prescripción adquisitiva), es decir la ocupación pacífica de las aeronaves durante un determinado tiempo, que estaría conforme con lo que establece el Código Civil. A AENA le interesa, según su presidente, dar carpetazo al problema de los aviones abandonados, ya que le suponen riesgos operativos y medioambientales.