La polémica reforma energética no sólo ha puesto patas arriba a todo el sector eléctrico, también tendrá consecuencias en el que la diseñó, el propio Ministerio de Industria y Energía.
Los textos de la reforma, distribuidos entre un Proyecto de Ley, un Real Decreto-Ley, cinco Reales Decretos y ocho órdenes ministeriales, sientan las bases de una profunda reestructuración de la Secretaría de Estado de Energía, que dirige Alberto Nadal, que ganará aún más peso en el reparto de poderes dentro Ministerio.
La desaparición, en octubre, de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), al integrarse junto con otros organismos (CMT, CNC…) en el nuevo superregulador (CNMC), hacía inevitable esta reestructuración interna del Ministerio, dado que algunas de las funciones más importantes de aquella serán asumidas ahora por el Departamento que dirige José Manuel Soria.
De ahí que aprovechando la reforma eléctrica y la desaparición de la CNE, el Ministerio va a crear una Dirección General de Inspección y Liquidaciones, que dependerá jerárquicamente de la Secretaría de Estado, y que no sólo asumirá las funciones que figuran en su nombre y que antes prestaba el regulador, sino que también hará las veces de “una especie de policía, que vigilará a partir de ahora al sector renovable y al resto del sistema, para que no se desmadren los costes y se siga generando déficit de tarifa”, señalan a Vozpópuli fuentes cercanas al Ministerio.
La nueva Dirección General hará las veces de policía, será el vigilante del sector renovable y del resto del sistema eléctrico para que no se vuelvan a desmadrar los costes
El poder de esta Dirección General será mayúsculo, porque con la desaparición del sistema de primas a las renovables, ahora se fijará un modelo que establece una rentabilidad razonable del 7,5% que se calcula teniendo en cuenta los costes de inversión y la vida útil regulatoria de la planta.
La Dirección General heredará el sistema de liquidación de primas que tenía la CNE pero tendrá que actualizarlo para que funcione el nuevo modelo de retribución a las instalaciones renovables. Las inspecciones también se redoblarán. En definitiva, el dinero que se abonaba anualmente a todo el sector renovable (más de 7.000 millones de euros en primas), que controlaba la CNE, será ahora gestionado desde el Ministerio.
Por su parte, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) cederá algunas de sus funciones a la Dirección General y tendrá que implicarse más en aspectos como la prestación de “asistencia al Ministerio de Industria, Energía y Turismo en procedimientos administrativos, judiciales o arbitrales en los que sea parte la Administración General del Estado”.
Es esta última una función que recogen los propios estatutos del IDAE y que ganará especial relevancia en los próximos meses por la avalancha de demandas y procesos arbitrales que las empresas eléctricas y los inversores interpondrán contra el Reino de España por los sucesivos recortes y ajustes retroactivos aplicados.
De todas formas, el IDAE se ha ido vaciando de contenido desde que el PP llegó al Gobierno y ahora se considera sólo como una extensión más de la Secretaría de Estado de Energía.
Alberto Nadal gana cuotas de poder en Industria y podría aprovechar para traer un nuevo jefe de Gabinete y enviar a Grangel a la nueva Dirección General, que dependerá de él
Dentro del Ministerio ya se han empezado a hacer quinielas sobre quién será el máximo responsable de la nueva Dirección General. “Se está especulando con la posibilidad de que Ignacio Grangel, actual director de Gabinete de Alberto Nadal, ocupe el cargo. No es hombre de confianza del secretario de Estado, que lo heredó como jefe de Gabinete cuando Fernando Marti, que fue el que lo trajo (los dos pertenecen al Opus Dei) se fue a la presidencia del CSN. A nivel interno se le califica como un absoluto desconocedor de los temas energéticos, aunque lleva 18 meses en el cargo, pero sí tiene buenas dotes autoritarias y de disciplina, por lo que su perfil podría encajar para desempeñar las nuevas tareas de vigilancia y control”, afirma una fuente cercana a Industria conocedora del funcionamiento del Ministerio.
Los cambios se producirán este otoño pero dependerán del desarrollo normativo de la reforma, que será complicado y farragoso y durará varios meses
“Con Grangel en la Dirección General, Nadal, que gana cuotas de poder dentro de Industria, podría nombrar a un jefe de Gabinete de su absoluta confianza y además seguir controlando la Dirección de nueva creación sin necesidad de tener a Grangel a su lado”, concluye esta fuente.
Sin embargo, en Industria aún no se han puesto a pensar en quién será el nuevo director general, porque el desarrollo normativo de la reforma es tan complicado y farragoso que durará varios meses y traerá problemas añadidos, porque algunos de los Reales Decretos y órdenes ministeriales están incompletos y contienen algunas normas contradictorias, según han denunciado varias empresas eléctricas y del sector renovable.