Más de un año y medio después del trágico accidente ferroviario de Angrois, en las proximidades de Santiago de Compostela, que costó la vida a 80 personas, las cuestiones en torno a las responsabilidades del suceso siguen sin ser aclaradas. El presidente de Adif (la compañía pública que gestiona la infraestructura ferroviaria), Gonzalo Ferre, ha negado en el Congreso que el tramo Orense-Santiago en el que se produjo el siniestro sea de alta velocidad, lo que justificaría el hecho de que no estuvieran activos los sistemas de frenado automáticos exigidos para este tipo de vías. Sin embargo, algunos documentos se empeñan en desmentir a Ferre, tan llamativos como el Boletín Oficial del Estado (BOE) o, incluso, la propia documentación de Adif.
En concreto, los contratos que, en su día, se adjudicaron para la construcción del tramo Orense-Santiago aparecieron consignados en el BOE como licitaciones pertenecientes al “eje Orense-Santiago del corredor Norte-Noroeste de Alta Velocidad”.
El propio Adif considera en su declaración sobre la red actualizada con fecha de 2014 que el citado tramo está incluido entre los de alta velocidad. Hasta tal punto es oficial esta consideración que en la propia página web de la compañía aparece bajo el epígrafe “líneas de alta velocidad”.
El sitio oficial de Adif en internet hace una breve descripción del tramo en la que se asegura que la inversión en las obras ascendió a 2.547 millones de euros. Teniendo en cuenta que se trata de un trazado de sólo 81 kilómetros su coste hubiera sido disparatado si se tratara de una línea convencional, como defendió Ferre ante la subcomisión de estudio y análisis del sistema ferroviario español del Congreso.
Baile de sociedades
El presidente de Adif aseguró que el tramo no está gestionado por la filial Adif-Alta Velocidad lo que, bajo su criterio, justificaría su consideración de tramo convencional. Sin embargo, cabe tener en cuenta que la escisión de Adif en dos sociedades comenzó a tener efecto el 1 de enero de 2014; es decir, que la división de los activos de la compañía entre las dos empresas nuevas se llevó a cabo después del accidente, que tuvo lugar a finales de julio de 2013.
La importancia de la calificación del tramo radica en que el trazado no contaba con el sistema de frenado automático EMTRS, obligatorio para la alta velocidad, sino que disponía del sistema ASFA, más básico y dependiente del factor humano, determinante en el caso del accidente de Angrois.
Los distintos peritos consultados en la investigación del suceso también han coincidido en señalar que se trataba de un tramo de alta velocidad que, por lo tanto, no contaba con todas las condiciones que debería tener para la circulación de este tipo de vehículos.