Baldomero Falcones regresa al sector del capital riesgo. Su nueva sociedad instrumental, denominada Fomento y Expansión Empresarial, ya figura en los registros que la CNMV habilita para este tipo de entidades con lo que se convierte en competidor de Magnum, la entidad de la que formó parte junto al también ex Santander Ángel Corcóstegui y que abandonó por sorpresa a finales de 2007 para fichar por FCC.
Su repentina marcha de Magnum tuvo un carácter traumático debido al momento especialmente delicado en el que se produjo. La entidad estaba a punto de cerrar el que sería el mayor fondo de capital riesgo en España, con compromisos por valor de algo más de 800 millones de euros (se esperaba incluso que captara más de 1.000).
El vehículo contaba con apoyos tan relevantes como los de Fonditel, la gestora del fondo de pensiones de Telefónica, y la estadounidense Calpers, responsable del fondo de pensiones público del estado de California, que pasaba por ser el mayor por activos gestionados de su especialidad.
En la recta final de este proceso, Falcones anunció por sorpresa su marcha de Magnum para incorporarse al grupo constructor y de servicios FCC, en calidad de consejero delegado. Un movimiento del que algunos socios de Magnum y no pocos fondos participantes se enteraron gracias a una información publicada en la portada del diario Expansión.
Tormenta interna
Esta circunstancia desencadenó una tormenta sobre Magnum toda vez que la entidad había vendido la estabilidad de su equipo gestor como uno de sus más firmes compromisos en su gira para captar inversores. Y también un profundo malestar en el seno del capital riesgo español, sobre todo cuando Falcones manifestó su intención de permanecer como socio en Magnum, algo a lo que se opuso la mayoría del resto de accionistas, lo que terminó con Falcones desligado por completo de Magnum.
Y las consecuencias para el fondo que logró levantar la entidad se dejaron sentir. Algunos compromisos se vinieron abajo, lo que impidió que el vehículo alcanzara las cifras previstas. Los primeros síntomas de la crisis hicieron el resto.
Casi seis años después, tras un paso por FCC que tampoco ha dejado excesivas luces, y un intento de volver a la primera línea de la mano de la problemática Pescanova, Falcones ha decidido emprender una nueva aventura empresarial, aunque lo ha hecho en un sector en el que no dejó precisamente una imagen modélica.
Tampoco le favorece especialmente su final al frente de FCC. Falcones salió del grupo constructor y de servicios después de que éste cerrara el ejercicio 2012 con pérdidas superiores a los 1.000 millones de euros y con el efecto aparejado de tener que prescindir del dividendo por primera vez desde la creación de la actual compañía en 1992, producto de la fusión entre Fomento de Construcciones, por un lado, y Construcciones y Contratas, por el otro.
La dura travesía del 'private equity'
De acuerdo con los registros de la CNMV, el ‘private equity’ de Falcones cuenta con un capital inicial de 1,6 millones de euros. Un modesto punto de partida para un momento en el que la dificultad para cerrar operaciones financieras es notable. Las cifras que llegó a manejar Magnum son absolutamente inconcebibles hoy, aunque apenas ha transcurrido algo más de un lustro.
El capital riesgo ha atraído a otros ilustres en este tiempo entre los que se encuentra el ex presidente del Gobierno Felipe González, que decidió abandonar la aventura a los tres años de constituir el fondo Tagua Capital, que no fue capaz de levantar ninguno de los dos vehículos que pretendía.