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La banca online y móvil ha venido para quedarse

Imaginbank, Coinc, Twyp, Atom Bank... los bancos tradicionales cada vez apuestan más abiertamente por el desarrollo de alternativas y aplicaciones comerciales online y 'mobile-only', al margen de las oficinas físicas. 

  • La banca online y móvil cada vez tiene más peso en el total de operaciones de las entidades.

El pasado jueves, Caixabank presentó públicamente Imaginbank, su plataforma de banca para móviles. Ha sido el último gran movimiento de un sector que desde hace meses se ha lanzado a competir en el mercado de la banca por internet: el proyecto Coinc de Bankinter, la plataforma de pago Twyp de ING, la inversión de BBVA en Atom Bank.... Es una tendencia que, tal y como reconocen los expertos y analistas consultados, no es flor de un día, sino una realidad que ha venido para quedarse, que gana nuevos usuarios día a día y que está reconfigurando el sistema bancario español.

Hace apenas dos años, los bancos europeos solo habían digitalizado entre un 20% y un 40% de sus procesos, y la inversión era relativamente baja, según un estudio de la consultora Mckinsey, quienes sin embargo veían cómo el paso de los consumidores a la economía digital era un proceso imparable y creciente. "Los ejecutivos de la banca han tendido a ver la transformación digital con un punto de vista demasiado estrecho", critican.

El crecimiento de la banca móvil está despegando por encima de las previsiones, tal y como reconocen los analistas de la consultora KPMG en un informe de julio de 2015. "El crecimiento está en una fase excepcionalmente rápida", añaden. Para el año 2017 se espera que ya haya 1.000 millones de usuarios de banca a través del smartphone, y para dos años después la cifra estaría cerca de duplicarse hasta los 1.800 millones, según las estimaciones de KPMG (ver gráfico inferior).

Y es que la digitalización de la banca no es solo una moda, sino una necesidad. El sector en su conjunto sufre un serio problema de rentabilidad (el capital invertido no genera suficiente retorno), y a pesar de que la digitalización es un proceso costoso en el sentido de que requiere de una alta inversión, permite reducir otros costes altos como son el mantenimiento y la aperturas de oficinas físicas. Además, esta apuesta permite llegar a nuevos tipos de clientes, por lo que supone también una mayor posibilidad de comercialización de productos y servicios hasta ahora no explorados. "Estimamos que la transformación digital incrementará en un 30% los ingresos de las entidades financieras europeas", pronostican desde Mckinsey.

"Casi dos tercios del valor potencial de la digitalización vendría de su impacto en la base de costes y las provisiones por pérdidas antes que por un incremento en los ingresos", añaden desde Mckinsey. Y es que el catálogo de ventajas que lo digital puede suponer para la banca no se limita a una mera aplicación móvil, tal y como aseguran desde otra de las grandes consultoras, PwC, quienes en otro informe sobre digitalización auguran que esta transformación "evolucionará en una rica oferta, aportando nuevo valor para los bancos y sus clientes a través de una nueva configuración basada en innovaciones, experiencia de usuario, redes sociales, colaboración...", explican.

Problemas regulatorios

Aunque la práctica totalidad del sector ha asumido ya que la transformación digital de la banca es un hecho, esta tendencia se está encontrando con frenos reales a su desarrollo. Uno de los más problemáticos están siendo las limitaciones impuestas por los reguladores. Y no se trata tanto del Banco de España como de instituciones encargadas de la protección de los consumidores o los datos privados. Resulta que cada vez más clientes quieren poder hacer todas sus operaciones a través de aplicaciones sencillas, pero cierta operativa sencillamente es imposible, con la normativa actual, sin pasar por la oficina.

Un buen ejemplo lo representa la propia Imaginbank, una entidad cuya idea base descansa en la posibilidad de hacerlo todo a través del smartphone. ¿Todo? No. Para abrir la cuenta con la que hacerse cliente y poder operar aún hoy es necesario pasar al menos una vez por una sucursal física de Caixabank. No es la única limitación, y aunque el sector está buscando vías imaginativas como la firma digital, los vídeos, etc, los reguladores se muestran aún recelosos a la hora de dar luz verde a unas operativas que está por demostrar que sean lo bastante seguras.

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