La particular singladura del Banco de Valencia traspasa fronteras. Hasta Francia ha llegado el rastreo realizado por los auditores de la entidad intervenida en busca de 140 millones de euros prestados en su día a una misteriosa instrumental para adquirir acciones de la inmobiliaria gala Gecina.
Hace unas semanas, la compañía francesa, que está participada mayoritariamente por accionistas españoles como Metrovacesa, su ex presidente Joaquín Rivero y Bautista Soler (socio de Rivero), recibió una carta del Banco de Valencia en la que la entidad le solicitaba, de parte de sus auditores, información sobres unos supuestos pagarés emitidos por la inmobiliaria gala por valor de 140 millones de euros a favor de la sociedad mercantil Arlette Dome. Teóricamente, esta instrumental habría entregado al banco estos pagarés como garantía del préstamo que obtuvo en su día para comprar títulos de Gecina.
La operación se inició a finales de 2007, cuando Arlette Dome obtuvo un préstamo del Banco de Valencia para comprar acciones de la inmobiliaria Gecina. El crédito aparece registrado en la memoria de Arlette Dome correspondiente al ejercicio 2009. De hecho, la compra de las acciones tuvo lugar entre 2007 y 2009.
Detrás de Arlette Dome se esconde el nombre de Rafael Ruiz-Jarabo Muñoz, que aparece como administrador único de la sociedad, desde su constitución hasta su cambio de sede a Valencia desde Madrid. Ruiz-Jarabo Muñoz apareció en la lista de los españoles titulares de depósitos en el paraíso fiscal de Liechtenstein, que fue objeto de una investigación por fraude fiscal a finales de la pasada década. El titular de Arlette Dome tenía en el pequeño estado centroeuropeo unos 3,5 millones de euros.
Puerta abierta a los tribunales
A partir de ahí se pierde el rastro de la operación y también de Rafael Ruiz-Jarabo, que deja de aparecer como administrador único de Arlette Dome. Hasta que, hace unas semanas, llega hasta las oficinas de Gecina la misiva de Banco de Valencia preguntando por los supuestos pagarés.
Supuestos porque la respuesta de la inmobiliaria francesa no se ha hecho esperar: no tiene constancia de la existencia de tales pagarés y el resultado de la investigación interna que ha abierto al respecto apuntan a un más que probable fraude en el que se ha empleado su nombre.
La compañía francesa asegura contar con argumentos de peso para demostrarla falsedad de los pagarés por lo que de ninguna manera procederá a realizar ningún tipo de pago. Y al mismo tiempo ha encargado a su departamento jurídico que se ponga en marcha para defender el buen nombre y los intereses de la compañía, por lo que el caso podría acabar en los tribunales.
Teóricamente, Arlette Dome sigue siendo accionista de Gecina, aunque poco se ha vuelto a saber de ella. Como de los 140 millones de euros que en su día salieron de Banco de Valencia, en una típica operación de la época de vacas gordas que se garantizó con los títulos adquiridos.