El tsunami de activos inmobiliarios tóxicos que recibirá el banco malo tendrá que ir acompañado de un equipo de gestión para posibilitar la puesta en marcha de esa nueva sociedad. El escaso organigrama actual del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), el organismo que gestionará el banco malo, obligará a crear una nueva estructura que se encargue de la gestión, desarrollo, comercialización y venta de esos activos tóxicos. Según fuentes financieras, el FROB estudia contar precisamente con personal de las entidades nacionalizadas para integrar ese nuevo equipo debido al 'know-how' que tienen sobre esos paquetes de activos.
En el sector se asegura que ya ha existido algún contacto en este sentido. "Los departamentos que se dedican a la gestión de adjudicados y del resto del ladrillo, por el efecto de los dos decretos Guindos y las diferentes pruebas de estrés, tienen una información completa de la situación patrimonial, fiscal, hipotecaria... de cada uno de esos activos. Si el FROB no aprovecha ese conocimiento puede dilatar en exceso la puesta en marcha del banco malo", aseguran desde una entidad.
"Contratar a una consultora externa para realizar esa base de datos puede llevar un mínimo de doce meses o incluso más, porque, a diferencia de los equipos de los bancos, tendrían que empezar de cero", explican desde una auditora. En el caso de Irlanda, la identificación de cada uno de los activos que se traspasaron al banco malo, el NAMA, se extendió durante dos años.
Según los cálculos de una firma que ha participado en los ejercicios de estrés realizados por Oliver Wyman y Roland Berger, que determinaron una necesidad de capital para el sistema financiero de 60.000 millones, en los balances del sistema financiero español se amontonan más de 500.000 activos inmobiliarios. Esa bolsa de ladrillo se distribuye entre viviendas, inmuebles, plazas de garaje, suelo, centros comerciales o promociones en curso. El volumen inicial que podría recibir el banco malo de las cuatro entidades nacionalizadas (Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia y Banco de Valencia) podría superar los 80.000 activos. Posteriormente, se añadirá el ladrillo proveniente de las entidades que hayan recibido ayudas públicas en menor cuantía.
La información de cada activo, clave para su venta
La adecuada gestión de estos paquetes de activos será fundamental para su posterior comercialización a través del banco malo. De hecho, durante el primer trimestre de este año, se frustró alguna operación de venta de adjudicados entre algún banco español con varios fondos buitre porque la entidad financiera no tenía bien clasificada ni la documentación sobre estos activos ni contaba con toda la información sobre la situación fiscal y patrimonial de éstos.
"La clave de las pocas ventas de paquetes de créditos impagados que han podido efectuar algunos bancos a este tipo de fondos oportunistas se ha debido tanto al precio como a la gestión de la información y documentación con que contaban las entidades. Esta situación tendrá que trasladarse al banco malo. Por eso, parece lógico que se quiera contar con personal de las entidades nacionalizadas en el organigrama del banco malo", explican desde el sector.
En caso de no ser así, la creación del banco malo tendrá un efecto negativo en las plantillas de las entidades nacionalizadas ya que los trabajadores de los bancos que se encargan de esa cartera problemática verán cómo se quedan sin nada que gestionar.