Cinco años después de que el sueño de Luis Portillo comenzara a resquebrajarse, la figura del empresario sevillano sigue siendo un quebradero de cabeza para la banca. Tras el hundimiento de las acciones de Colonial, que por entonces presidía y controlaba, Portillo entró en una cascada de ejecuciones bancarias y acuerdos con entidades financieras para saldar la deuda que mantenía con ellas. Pero aun hoy, algunos bancos siguen padeciendo la figura de Portillo en su faceta de moroso.
En total, las sociedades instrumentales controladas por el empresario sevillano adeudan a la banca 220 millones de euros correspondientes a préstamos que ya están vencidos. El caso más llamativo es el del BBVA, que reclama a Portillo algo más de 76 millones de euros correspondientes al principal e intereses de un crédito concedido en su día para comprar acciones de Colonial. La entidad financiera ya interpuso una demanda de ejecución hipotecaria sobre las garantías puestas por Portillo para soportar el préstamo, consistentes en los títulos de Colonial y el madrileño Hotel Senator Gran Vía, situado en la plaza del Callao.
Sin embargo, el ex presidente de Colonial trata de demorar el pago desde mediados de 2011 con una demanda contra el propio BBVA, según la cual considera que no debe pagar nada a la entidad y, en cambio, sí percibir casi 40 millones de euros debido a determinadas discrepancias sobre la valoración de los títulos de la inmobiliaria.
Otra de las víctimas de Portillo es el Banco Popular. La entidad concedió un préstamo de unos 37 millones de euros al empresario con vencimiento en 2028 pero ahora le reclama la cantidad porque se han cumplido determinadas circunstancias que conducían a la amortización anticipada (los compromisos adquiridos por el empresario para obtener el crédito se han incumplido). Sin embargo, Portillo no ha hecho frente tampoco a este pago.
Caja Castilla-La Mancha y Caixa Galicia, atrapadas
La entidad más perjudicada por la situación financiera del empresario sevillano es la antigua Caja Castilla-La Mancha, hoy convertida en banco y asumida por Cajastur que, a su vez, es uno de los principales socios de la resultante de la fusión entre Liberbank e Ibercaja. A través de diversos burofaxes, la entidad financiera ha comunicado a las sociedades de Portillo que el préstamo hipotecario por valor de 78 millones de euros que le concedió en su día está vencido y la reclama el pago de 91 millones de euros en concepto de principal más intereses. Otra petición que el ex presidente de Colonial no ha atendido.
En el grupo de entidades que aún padecen el efecto Portillo se encuentra Novagalicia. En su día, el empresario contrató con la antigua Caixa Galicia un swap sobre acciones del BBVA, cuyo vencimiento llegó el pasado ejercicio. La entidad financiera comunicó a Portillo una valoración de liquidación del swap de 15,3 millones de euros a su favor, cantidad que está reclamando al empresario por vía extrajudicial.
Como en los casos anteriores, Portillo estima que no debe pagar tal cantidad, como ha hecho saber a Novagalicia, argumentando supuestos defectos de coberturas de contratación y ejecución.
Demanda milmillonaria de Colonial
Además, sobre Portillo pesa una demanda de Inmobiliaria Colonial por la gestión que hizo de la compañía cuando la presidió, que se resumen en una demanda de 1.005 millones de euros, una circunstancia por la que el empresario sevillano ni siquiera ha realizado provisión alguna, de acuerdo con la última auditoría de su sociedad matriz, al considerar poco probable que tenga que hacer frente a pago alguno.
Hace tiempo que el empresario sevillano está alejado de la primera línea empresarial de la que llegó a formar parte y en un lugar destacado. Pero su herencia amenaza con perpetuarse en los deteriorados balances de la banca.