El 23 de septiembre de 2015 el consejo de administración de Abengoa, supuestamente libremente, decidió cesar a Felipe Benjumea como presidente de la multinacional española, tras 25 años en el cargo. Desde entonces, Benjumea ha visto entre bastidores como la compañía que fundara su padre en los años cuarenta del pasado siglo, y que él convirtió en una de las empresas del mundo más prometedoras en el uso de energías alternativas -y también en una de las que mayores frustraciones ha provocado entre accionistas e inversores-, ha bordeado el que podría ser el mayor concurso de acreedores protagonizado por una empresa española. Ahora Abengoa ha logrado la mayoría necesaria de adhesiones entre sus acreedores financieros para sacar adelante un plan de reestructuración que evite la declaración de concurso. Sin embargo, a pesar de no ser ya presidente de Abengoa, Felipe Benjumea sigue teniendo la última palabra.
La familia Benjumea y sus socios en Inversión Corporativa, la empresa a través de la que controlan la mayoría del capital de Abengoa, celebran mañana Junta General Extraordinaria en el Hotel Aire de Sevilla, en la Avenida de Kansas City. El primer punto del orden del día es la información a los accionistas y, en su caso, "aprobación de los términos del acuerdo de restructuración de Abengoa". El segundo, la ratificación del nombramiento de Deloitte como auditor de Inversión Corporativa, la misma empresa que audita las cuentas de Abengoa.
En 2014 Inversión Corporativa ganó 63,6 millones de euros
Si Benjumea se pone farruco, y la junta del miércoles de la compañía que tiene más del 50% del capital de Abengoa decide no aprobar el plan de reestructuración de la multinacional energética, de nada habrán servido los meses de negociaciones con los bancos y bonistas, y las decenas de millones de euros pagados por la compañía a asesores y abogados. La no aprobación por parte de Inversión Corporativa del plan de reestructuración de Abengoa, llevaría presumiblemente al grupo español al concurso de acreedores.
Lo previsible es que la empresa de los Benjumea y sus socios opte por aprobar el plan de reestructuración de Abengoa, aunque este suponga que su participación actual en la compañía se vea reducido del 56% -los mismos socios a través de otra firma, Finarpisa, controlan otro 5,9% del capital de Abengoa-, a menos del 5%. Si no lo hicieran, explican fuentes jurídicas expertas en el caso Abengoa, es muy posible no sólo que se declarara el concurso del grupo energético, sino que este fuera declarado culpable al haber impedido la capitalización de la deuda de la empresa.
Acontecimientos imprevistos
En 2014 Inversión Corporativa ganó 63,6 millones de euros, frente a un beneficio de 13,5 millones de euros en 2014. Ya en 2014 se atisbaban nubarrones sobre Abengoa. En noviembre de ese año la agencia de calificación Fitch dio la primera señal de que el barco se hundía, al cuestionar la contabilización de la deuda por parte del grupo con sede en Sevilla. A pesar de todo, Inversión Corporativa repartió entre sus socios un dividendo de 12,9 millones de euros.
La familia Benjumea participa en Inversión Corporativa a través de su sociedad Palmera Nueve, presidida por Javier Benjumea Llorente. Palmera Nueve, primer accionista de Inversión Corporativa con el 24,34% del capital, explica en sus cuentas de 2015, a las que ha accedido Vozpopuli a través de Insight View, que los acontecimientos "imprevistos ocurridos a final de año sobre el grupo Abengoa provocaron un deterioro importante del valor de las inversiones financieras de la sociedad (...)".
En Inversión Corporativa participan también Inayaba, de los Aya Abaurre, con el 15,2%; Olajangua, de los Abaurre Llorente, con el 9,8%; Zaida XII (5,97%), de los Solís Guardiola; y RoyBlanca (7,81%), de Rafael Benjumea Benjumea.