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Blackstone gana la mayor puja inmobiliaria: 30.000 millones en ladrillo del Popular

La oferta del fondo norteamericano es la que más convence a Santander por el ladrillo del Popular. Han firmado un contrato de negociación en exclusiva. Quedan fuera de la operación Lone Star y Apollo. La venta no se puede cerrar hasta que Bruselas apruebe la compra del Popular.

  • Rodrigo Echenique (derecha), presidente de Banco Popular.

La mayor operación inmobiliaria de los últimos años ya está encarrilada. Santander ha firmado un precontrato con Blackstone para venderle el 51% de todo el ladrillo del Popular, según fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. A partir de ahora el banco y el fondo norteamericano negociarán en exclusiva la operación, que el mercado tasa en 5.000 millones de euros.

Blackstone se habría impuesto de esta forma a los otros dos fondos que estaban en la puja: Lone Star y Apollo. Según las mismas fuentes, la oferta de Lone Star es la segunda que mejor posicionada estaba, pero Santander y Popular se han decantado finalmente por la de Blackstone.

La operación está todavía pendiente de que las dos partes cierren la letra pequeña, algo muy complejo dado el volumen de activos que se moverán y todas las implicaciones de la venta. De cerrarse, Blackstone se quedaría con el 51% de los 30.000 millones en adjudicados y créditos inmobiliarios del Popular, cuya gestión queda delegada en Aliseda (recomprada por Santander a Kennedy Wilson y Värde Partners).

Con esta compra, Blackstone se convertiría en el mayor inversor inmobiliario en España. Se quedó con la mayor cartera vendida por la banca hasta el momento, los 6.400 millones en hipotecas problemáticas de Catalunya Banc, que gestiona a través de Anticipa; tiene Fidere, especializada en el alquiler de pisos, muchos de protección oficial; y es uno de los principales propietarios de suelos logísticos a través de Logicor.

Autorizaciones

La operación tardará meses en ver la luz. Tal y como explicó el consejero delegado de Santander, José Antonio Álvarez, el pasado viernes: "Estamos evaluando alternativas. Tenemos de distintas propuestas para gestionar la exposición del banco, vender parte o todo [...]. Es relativamente pronto. En este momento no es posible [cerrar la operación]. Sin autorizaciones de Competencia no es posible". De este modo, hasta que Bruselas (Dirección General de Competencia) apruebe la compra de Popular por parte de Santander -"algo que va a tardar unas semanas"-, la entidad presidida por Ana Botín no puede disponer de los activos del Popular.

Aun así, el consejero delegado dio pistas de cómo iban las negociaciones: "Soy muy optimista, vamos a tener ofertas a los niveles a los que compramos o algo por encima, y relativamente pronto, otra cosa es la decisión final". Estos niveles implicarían un precio de unos 5.000 millones.

Javier García-Carranza, director general adjunto de Banco Santander.

Esta operación es una apuesta personal de Javier García Carranza, director general adjunto de Santander, que dio el mandato a su excasa, Morgan Stanley. La venta será posible gracias a las provisiones que ha realizado en Popular al tomar el control, de 7.200 millones, que acercan la cobertura de los activos problemáticos al 67%. Con ello podrán vender a un tercio del valor nominal de los activos sin pérdidas adicionales.

Según fuentes financieras consultadas por este medio, Santander no podía permitirse ahora vender el ladrillo del Popular con grandes plusvalías por el problema de imagen que hubiera supuesto. Sobre todo con los bonistas y accionistas que han perdido su dinero con el rescate de la entidad. Al retener un 49% de la sociedad inmobiliario, podrá cosechar plusvalías dentro de unos años sin este problema legal-reputacional.

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