Ambas pretenden un futuro en solitario. De hecho, así lo comunicarán al Banco de España en los planes, que presentarán el próximo lunes, para cumplir con los dos decretos del ladrillo. Sin embargo, tanto Unicaja, con su socio Caja España-Duero, como BMN son conscientes de que están condenadas a una fusión. Tras la unión de Liberbank con Ibercaja, Braulio Medel y Carlos Egea retomaron las conversaciones para conformar una entidad que sumaría 147.000 millones
La estructura de poder que negocian Egea y Medel consiste en una coopresidencia institucional, sin ningún tipo de poder ejecutivo. La dirección financiera de la nueva entidad estaría liderada por un nuevo consejero delegado, que sería fichado entre el amplio número de ex banqueros de prestigio que están actualmente retirados. "Se está buscando un perfil del estilo Goirigolzarri", explican fuentes conocedoras de las negociaciones.
Aún no existe ecuación de canje para realizar la operación. De hecho, ambas entidades todavía no han definido a los bancos de inversión para llevar a cabo este proceso. Incluso no se descarta que se recurra a un único banco de inversión, según las mismas fuentes.
"El proceso aún tiene que madurar bastante antes de llegar a un acuerdo", aseguran estas fuentes, que confirman que tanto BMN como Unicaja estuvieron negociando por separado con Liberbank e Ibercaja hasta el día previo a que se anunciara la fusión de estas dos últimas entidades. De hecho, ambas partes coinciden que el proceso puede dar un vuelco en función del resultado de las cifras de recapitalización que arrojen los test de estrés de Roland Berger y Oliver Wyman. "Las condiciones financieras pueden variar sustancialmente. No tiene sentido llegar a un acuerdo antes del lunes cuando se aún falta por definir la cifra definitiva que den Berger y Wyman (segunda quincena de junio). Esa cifra puede acelerar o frenar cualquier proceso que se está hablando en estos momentos", confirman estas fuentes. Las entidades tienen hasta el 30 de junio para presentar sus proyectos de fusión.
BMN y Unicaja no es la primera vez que exploran un futuro común. De hecho, las negociaciones estuvieron a punto de cristalizar, tras el primer decreto de saneamiento inmobiliario. "De no haberse cerrado el acuerdo entre el Banco de España con Unicaja por las cajas castellanoleonesas, la entidad que preside Medel sería ahora mismo socio de BMN. La operación estaba hecha, pero se frustró porque Egea no quería implicarse con Caja España-Duero", explican fuentes del sector. El plan de Guindos obliga al banco castellano a realizar provisiones por valor de 1.140 millones.
El grupo liderado por Caja Murcia mantiene con firmeza su interés por llegar a un acuerdo de integración con la entidad que preside Braulio Medel. «Hoy por hoy es la mejor opción para nosotros, pero hay que tener en cuenta que en una negociación a dos la otra parte tiene que estar convencida de que también es lo mejor para ella para poder llegara a un acuerdo», afirman fuentes de BMN. Tampoco descartan -aunque es más lejana- la opción de aliarse con las cajas vascas.
Como en todas las negociaciones en las que ha participado Medel, el presidente de Unicaja pretende forzar a su interlocutor hasta el extremo para conseguir una posición de privilegio. Sin embargo, Egea no parece estar por la labor de ceder. "La fusión será de igual a igual o no habrá fusión", confirman fuentes del sector.
En este tira y afloja previo se interpreta el mensaje que Braulio Medel lanzó hace una semana en su última comparecencia en Málaga: «Fusionarse por fusionarse, no. Existen ejemplos recientes en el sistema financiero español de que todas las fusiones no tienen por qué ser buenas». El presidente de Unicaja no descartó una nueva alianza, pero la condicionó a que «contribuya a atender mejor los fines de la entidad».
No hay que despreciar el peso que supone para Unicaja el proceso de integración con Caja España-Duero, que todavía tiene flecos por cerrar, como el laboral. Precisamente, el pasado lunes los presidentes de las dos instituciones, Braulio Medel y Evaristo del Canto, mantuvieron una reunión con el presidente de la comunidad autónoma, Juan Vicente Herrera. Tras la misma dejaron claro que su integración no tiene marcha atrás y que el calendario de ambas entidades les llevará a que en otoño culmine su fusión en términos jurídicos. Digerir este proceso de la manera más adecuada es la prioridad para Unicaja en estos momentos, dado que Caja España-Duero está muy por debajo de su nivel de solvencia y tiene una abultada cartera de riesgo inmobiliario.
Así pues, BMN tendrá que jugar muy bien sus cartas para convencer a Medel de que una nueva fusión es beneficiosa para sus intereses. Lo cierto es que el grupo que surgiría de la unión de ambas instituciones ya tendría un tamaño más que considerable -con 147.000 millones de euros en activos,- y se situaría como el séptimo en el ranking nacional atendiendo a ese criterio. En caso de que Unicaja se deje tentar por este argumento, tendría una posición de fuerza en la negociación de la cuota de poder que cada entidad ostentaría en el grupo resultante.