Toca levantarse. La actividad no cesa. Tras el devastador incendio que el pasado domingo arrasó la fábrica de Campofrío en Burgos, la multinacional ha enviado un mensaje de superación: dice que ahora su objetivo es construir "la mejor fábrica de productos cárnicos del mundo".
Una vez reiterado su compromiso con la ciudad, a la que lleva ligada desde 1952 cuando se construyó el primer matadero, y con el empleo, no contemplan en ningún caso la extinción de los contratos, el último paso dado por la empresa que preside Pedro Ballvé ha sido la reubicación de 118 de los 891 trabajadores que tenía en plantilla en la fábrica del polígono de Gamonal, que suponen el 13% del personal.
A partir del próximo 1 de diciembre, tal y como consta en el comunicado emitido este miércoles por el Comité de Empresa después de haber mantenido la primera reunión con la dirección de la compañía, se constituirá la Mesa Negociadora del ERTE y empezarán las reuniones de negociación.
Unas reuniones que servirán para esclarecer el futuro de una plantilla que realiza concentraciones todos los días laborales bajo el lema 'Que nadie ni nada nos cambie nuestra manera de vivir'. Entre ellos, Miguel Jurado, un burgalés de 31 años que sólo piensa en "volver a la nueva planta lo antes posible".
Aunque detrás de cada uno de los 891 trabajadores de Campofrío en Burgos hay una historia, la suya impresiona de primeras. Es la tercera generación de trabajadores de la multinacional cárnica en su familia. "Mi abuelo fue uno de los fundadores de la fábrica vieja. Hasta ahora, también trabajaban mi padre y mi mujer, además de mi tío y mi primo", relata a 'Vozpópuli' cuatro días después del incendio que ha llenado sus vidas de "una incertidumbre total".
"Campofrío representa todo para Burgos, no puedo concebir la ciudad sin la compañía"
Cuenta que aunque su padre aún está encajando el golpe, ya había vivido "otro desastre empresarial hace años", por lo que "se lo toma con más calma". "Sus problemas ya son de otro tipo, no como los míos, que son tres problemas pequeños con pañales", manifiesta en referencia a sus tres hijos, dos mellizos que cumplirán tres años en enero y uno más pequeño de un año y medio.
Miguel comenzó a trabajar como eventual en 2001. "Estuve cinco años con contratos temporales y en 2006 me hicieron fijo. Mi mujer igual, entró un año antes y le hicieron fija al mismo tiempo. El que más y el que menos en Burgos conoce a alguien que le ha afectado esta situación ya sea directa o indirectamente, por lo que no estamos demasiado animados. Cada persona es una historia: uno que se acaba de divorciar, otro que atraviesa un bache económico, parejas con hijos que trabajaban ahí ambos como yo, otro que se ha metido en un piso…", zanja al respecto añadiendo que "lo único que nos queda es la confianza y la esperanza ya que parece que se han comprometido (a quedarse en Burgos)".
"Es una empresa mítica"
Con 200.000 habitantes y el 25% de toda la industria de Castilla y León, "Campofrío representa todo para Burgos, no puedo concebir esta ciudad sin la compañía", decía a comienzos de semana el alcalde, Javier Lacalle. Una postura compartida por Miguel: "Es mítica, no como la catedral pero casi".
La multinacional cárnica ya ha reubicado al 13% de los trabajadores
"Esta fábrica para Burgos es muy importante, no hablamos del taller del tío Manolo, son muchísimas familias, es muy serio", remata. Así, y para permitir que "la travesía de año y medio" que han de afrontar los trabajadores se haga "en las mejores condiciones posibles", tanto el Gobierno central como la Junta de Castilla y León y el consistorio burgalés están "en permanente contacto" con los responsables de Campofrío para sentar las bases de la nueva fábrica, que prevé abrir sus puertas en mayo de 2016.
Los trabajadores celebrarán este domingo una concentración que esperan sea multitudinaria. La cita será en el Parque de Félix Rodríguez de la Fuente, situado en el solar donde en 1952 nació la empresa.