Este puente de agosto, llenar el depósito de gasolina será hasta 13 euros más caro que en el año 2008 por estas fechas, pese a que entonces la crisis apenas había enseñado la patita y el petróleo cotizaba cerca de máximos históricos.
Hace un lustro, la economía española todavía no se había despeñado (no tardaría en hacerlo) y el consumo de carburantes no marcaba, como ahora, mínimos desde finales de los noventa. Entonces, el crudo Brent (de referencia para Europa) era un 5,1% más caro que ahora. O un 27% más caro, si se toma como referencia julio de aquel verano de 2008, cuando la cotización del crudo batió máximos históricos.
Parte de ese descenso se lo ha comido la revalorización del dólar (moneda de referencia en el sector), que ha superado el 10% en estos cinco años. Y, mientras, para desgracia del consumidor, el precio de los carburantes ha subido, y bastante.
En concreto, en un lustro en el que la inflación en España ha aumentado un 8%, la gasolina se ha encarecido un 21,8% y el gasóleo, un 12%. Así, la operación de llenar el tanque estos días (unos 50 litros de capacidad) sale, según datos de la semana pasada, por unos 72 euros (13 más que en 2008) en un vehículo de gasolina y unos 68 euros (7 euros más que hace un lustro) si se trata de un diésel, el combustible más consumido en España.
Este puente, para el que la DGT prevé unos 7 millones de desplazamientos por carretera, el panorama amenazaba con complicarse con la convocatoria de huelga en Cepsa, segunda petrolera española, y su posible incidencia, pese a los servicios mínimos fijados por el Gobierno, sobre la actividad de la refinería de San Roque (Cádiz), la mayor de España.
Sin embargo, según fuentes de CCOO (mayoritario en la empresa), la negociación permitió rubricar un preacuerdo este martes que ha evitado el largo paro (cinco días), previsto desde las 00.00 horas de este miércoles hasta la medianoche del próximo domingo. La protesta afectaba a cerca de 2.700 trabajadores de los centros de trabajo de la empresa en Madrid, Delegaciones Comerciales, la refinería de Gibraltar-San Roque, la de Tenerife y la de la Rábida (Huelva).
A la espera de lo que deparen los dos expedientes sancionadores que acaba de incoar al sector la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) por posibles prácticas colusorias, las petroleras dicen, claro está, que de pactos de precios, nada.
Las empresas señalan como principal desencadenante de esas subidas al incremento de la presión fiscal de estos años: alza del impuesto especial de hidrocarburos en 2009, un IVA que ha pasado del 16% al 21%, reciente eliminación de la bonificación fiscal a los biocarburantes, impuestos autonómicos...
El argumento sí parece sostenerse en el caso del gasóleo, cuyo precio antes de impuestos apenas ha aumentado un 2,6% en este lustro. La gasolina, en cambio, se ha disparado (sin impuestos) un 18,5%, de forma que España ya es el tercer país de la Unión Europea con los precios más caros para este combustible antes de impuestos, sólo por detrás de Dinamarca y Malta.
La escalada alcista parece haberse detenido en el último año, en el que el Gobierno ha lanzado periódicos avisos (no mucho más) a las petroleras para que sujeten los precios. Así, el precio final de los combustibles se ha mantenido prácticamente estable respecto a agosto de 2008 pese al endurecimiento de la fiscalidad. La gasolina se ha encarecido un 1,1% y el gasóleo sólo ha subido muy ligeramente.