De la cama de matrimonio a varios televisiones de plasma de la lujosa marca Bang & Olufsen, pasando por diversas alfombras persas, un costurero inglés, una colección de cucharas de plata, jarrones chinos, sofas tapizados "en tela italiana", sillas, dos lámparas de huevo de avestruz, una sopera, cojines, una bicicleta estática, porrones, cajas de puros, una campanilla-herradura... El titular del Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, investiga el contrato firmado por Gerardo Díaz Ferrán con uno de sus empleados, el abogado Adrián Borrego Valverde, en el que el empresario cedía a éste todos los muebles y objetos de su domicilio como pago de una supuesta deuda de 142.000 euros contraída con él.
El magistrado, que hoy tomará declaración al empresario y a los otros ocho detenidos el pasado lunes durante la Operación Crucero, sospecha que el documento es, en realidad, una maquinación más del ex presidente de la CEOE para evitar que la justicia embargase sus bienes para hacer frente a sus elevadas deudas con proveedores del Grupo Marsans que presidía. El documento bajo sospecha, así como otro similar firmado por Gonzalo Pascual, el socio ya fallecido de Díaz Ferrán, ha sido incorporado a la causa como parte de la querella por alzamiento de bienes y blanqueo de dinero presentada por Meliá, Orizonia, AC Hoteles y Pullmantur, y redactada por el despacho de abogados Ashurst.
El contrato reconoce al ex presidente de la CEOE el uso "sin restricciones" de los objetos siempre que los cuide como "un buen padre de familia"
La contrato privado entre Díaz Ferrán y el que fuera su empleado aparece fechado el 22 de junio de 2010, el mismo día en que el Juzgado de Primera Instancia número 3 de Madrid emitía un auto por el que ordenaba embargar los bienes inmuebles del empresario para hacer frente a la deuda contraída con NH Hoteles. Tres semanas después, y a la vista que las viviendas a nombre del ex presidente de la CEOE estaban gravadas con numerosas cargas hipotecarias, los representes de la cadena hotelera pidieron ampliar el embargo "a las joyas y objetos de arte, y bienes muebles o semovientes que se puedan hallar en el domicilio" de Díaz Ferrán. La medida también afectaba a su socio, Gonzalo Pascual, el cual también elaboró con idéntica fecha y beneficiario un contrato de cesión de los objetos que había en su vivienda.
En dicho documento, Díaz Ferrán reconoce con su abogado una deuda de 142.580 euros por trabajos no facturados y su despido de tres de sus empresas, Trap SA, Transportes de Cercanías SA y Consulting XXI SL. "No siendo posible en este momento cancelar esta deuda por falta de tesorería en las empresas deudoras, han ofrecido al acreedor y éste ha aceptado, el pago de la misma con fecha límite el 31 de diciembre de 2010", recoge dicho contrato, que a continuación recalca que ese supuesto aplazamiento no generará intereses. Eso sí, el documento aclara que entre los objetos cedidos al letrado no se incluyen "el vestuario ni los útiles necesario para el desarrollo de las actividades profesionales" del empresario.
Subastar a petición de acreedor
Además, en el documento que ha levantado la sospecha del juez Velasco, ambas partes acuerdan que "los bienes pignorados continuaran en posición de su propietario, sin que pueda trasladarlos a otra ubicación sin consentimiento del acreedor. Mientras tenga la posesión de los bienes podrá utilizaron sin restricciones y de forma acorde a la naturaleza y uso de cada uno de ellos, debiendo actuar con la diligencia ordinaria de un buen padre de familia", detalla el punto cuarto del mismo. Incluso, aclara que si llegada la fecha del supuesto vencimiento, el 31 de diciembre de 2010, sin que se haya satisfecho la deuda, "el acreedor podrá instar la venta forzaosa de los bienes pignorados" y fija como valor de todos ellos "la suma de 120.000 euros".
El listado recoge más de 200 objetos clasificados según la estancia en la que se encuentran. Abundan los jarrones chinos y las alfombras persas
En el contrato, firmado por el abogado y por triplicado por el ex presidente de la CEOE como representante de las tres empresas deudoras, incorpora un "inventario casa Gerardo Díaz Ferrán" de siete folios en el que se detalla por plantas y habitaciones qué muebles y elementos del ajuar se ceden supuestamente con el mismo. Así, del dormitorio principal se detalla que son una cama de matrimonio, dos mesillas de noche, una banqueta en pies de cama, una alfombra grande persa, una televisión de plasma Bang & Olufsen, una cómoda inglesa, un mueble secreter inglés, tres butacas, otra alfombra persa, un escritorio inglés, un sofá de dos plazas y un costurero inglés. Y sigue del mismo modo con tres dormitorios más, el "hall-entrada", la "bilbioteca-salón", el comedor, el cuarto de estar, la bodega, el gimnasio y la planta alta, así hasta completar una lista de más de 200 objetos.
Entre los objetos, destaca la presencia de seis alfombras de las que se especifica que son persas, así como numerosos artículos de arte chino, entre ellos varios jarrones. En el mobiliario, también se apunta la presencia de varias colecciones, como una de "cucharas de plata" y otras de "porrones de cristal". No faltan las televisiones, cinco, y los equipos de música, así como las cristalerías, juegos de café, un mueble aparador 'Reina Ana', mesas, sofás, vitrinas, bandejas, dos "pájaros de plata", una sopera china, un muebler climatizado para vinos o la escultura de unas "manos", sin más detalles. Más llamativa es la inclusión en la relación de dos lámapras de huevo de avestruz, "una caja de puros grandes Dunhill" y otras de habanos "variados", así como un macetero "victoriano" y diversas máquinas de gimnasio.
También con Gonzalo Pascual
El socio de Díaz Ferrán, el fallecido Gonzalo Pascual, también empleó este mismo sistema para evitar presuntamente el embargo judicial de los objetos de su domicilio. De hecho, firmó un contrato idéntico con el mismo abogado y por una deuda similar. Como el ex presidente de la CEOE, Pascual conservó el uso de sus bienes y se comprometió a hacerlo "con la diligencia ordinaria de un buen padre de familia". En su caso, el listado de objetos que cedía al letrado ocupaba cinco folios e incluía 195 objetos, ordenados también según la estancia en la que estuvieran. Así, del "dormitorio principal" cede a su empleado la cama de matrimonio con sus "cabeceros de tela", dos televisiones con sendos vídeos, dos butacas "descalzadoras", dos equipos de sonido, cuatro cuadros, cinco relicarios, una bicicleta estática, un aparato gimnástico de última generación que denomina "power plate", dos mesillas y un par de sillas "inglesas tapizadas".
El fallecido Gonzalo Pascual, socio de Díaz Ferrán, también utilizó supuestamente el mismo sistema para evitar el embargo de sus muebles
En su listado, destaca la presencia de más de cuarenta cuadros, algunos de los cuales parte describe por la temática (paisaje, marina, virgen con niño, bodegón...) y al resto por sus autores (Ginés Bueno, Juan Lluna, Murañez, Alaminos, Jupuiroh, José Garuela...). Además, cede también 63 maquetas de aviones y otras nueve de barcos, así como "juegos nintendo", una librería "empotrada con libros y adornos", lámparas de bronce, una alfombra de 'petit point' y una bola del mundo "en piedras". En la relación de objetos del socio de Díaz Ferrán también hay numerosas televisiones, varios jarrones, mesas de juego de marquetería, bastantes alfombras de lana y apliques en madera "policromada".
EL ROLLS ROYCE MÁS CARO A PRECIO DE SALDO
La documentación a la que ha tenido acceso Vozpópuli refleja también 'movimientos extraños' de Gerardo Díaz Ferrán en la venta de un automóvil Rolls Royce Phantom, valorado en cerca de medio millón de euros. Según la documentación contenida en el sumario, dicho vehículo, uno de los más lujosos del mercado, era propiedad del ex presidente de la CEOE y, de hecho, estaba inscrito a nombre de una de sus sociedades patrimoniales, Grudisan Inversiones SL. Cuando el vehículo fue embargado por el Juzgado de Instrucción número 67 de Madrid el 2 de diciembre de 2010 a instancia de Quail Travel Group SL, una de las empresas acreedoras de Marsans, el coche 'cambio' por sorpresa de manos.
Según apunta la querella redactada por el despacho de abogados Ashurst, el ex presidente de la CEOE y la sociedad Posibilitum Business, de Ángel de Cabo, el liquidador de Marsans, "urdieron un plan para evitar dicha traba y la subasta del citado bien". En concreto, ambos acordaron presuntamente la transmisión ficticia del vehículo a favor de una empresa denominada Munari Negocios SA, vincualda a De Cabo. Para ello, ambos elaboraron una factura que en la denuncia se califica de "falsa" y con la que supuestamente se simulaba el pago por parte de dicha firma de 200.000 euros más 32.000 de IVA por el Rolls Royce, una auténtica ganga para un vehículo de estas características. El 3 de enero de 2011, Díaz Ferrán presentó en el juzgado dicha factura y solicitó el levantamiento de dicha medida judicial. Ahora, esta sospechosa compra-venta está siendo también investigada en el sumario que se instruye en la Audiencia Nacional.