El presidente de Freixenet, José Luis Bonet Ferrer, ha mostrado su preocupación por las "tensiones" surgidas entre Cataluña y España a raíz de la apuesta de la Generalitat catalana a favor de la independencia de una región que, según el empresario, debería continuar siendo "una parte esencial de España".
La versión digital del 'The New York Times' ha publicado este jueves un artículo en el que repasa la posición de varios empresarios catalanes ante el plan de autodeterminación del presidente de la Generalitat, Artur Mas. En concreto, Bonet Ferrer es preguntado sobre su visión sobre la independencia, a lo que contesta: "Cataluña es una parte esencial de España y así es como debería continuar".
El diario estadounidense destaca que Freixenet es una marca emblema en Cataluña que ha multiplicado sus ventas en los últimos tiempos, de ahí que destaque la opinión de su máximo responsable, que muestra su preocupación por el retroceso económico que puede causar la independencia. "Los empresarios tienen derecho a preocuparse si los políticos crean tensiones en lugar de buscar el diálogo", asegura Bonet Ferrer.
Otros empresarios
Otro de los empresarios consultados por el diario americano es Jordi Bagó i Mons, miembro de la FemCAT y director ejecutivo de SERHS, que ha defendido otro modelo económico para Cataluña. "Podemos construir un modelo económico mucho mejor para Cataluña del que ha sido impuesto desde Madrid", ha dicho.
"El consenso es siempre mejor que el conflicto", ha subrayado por su parte Salvador Alemany, presidente de Abertis, que ha señalado que lo preferible para los empresarios es "operar en un contexto de certidumbre".
Otro empresario catalán como Toni de la Rosa Torelló, de Cavas Torrelló y cuya familia ha sido propietaria de la finca vinícola desde 1395, no ha querido entrar en el fondo del asunto. "Hacer el producto más representativo de Cataluña no quiere decir que queremos estar representados en este debate político", ha defendido.
Por su parte, Xavier Torra, director general de Simon, ha destacado que este debate se ha convertido en algo "demasiado emocional". "La voz empresarial catalana ha permanecido en silencio porque somos parte de una economía completamente interdependiente y global", ha apuntado.