Al borde de la ruina. Así es como se encuentran las granjas de conejos españolas. La caída de precios que arrastra el sector cunícola desde comienzos de 2015 ha obligado a muchas explotaciones a echar el cierre ante la imposibilidad de hacer frente a años de pérdidas y deudas. La cunicultura recoge, por tanto, el testigo de los ganaderos lácteos, en un síntoma más de la constante carrera de obstáculos en la que se encuentra inmersa la actividad primaria española.
Tras estallar por motivos similares a la crisis de la leche, los productores de conejos no han dudado en alzar su voz para denunciar las calamidades que atraviesan. Dicen que los precios en origen llevan meses cayendo en picado, situándose, en muchos casos, por debajo de los costes de producción, lo que les aboca a vender a pérdidas. "Sentimos una gran indefensión", se queja José Luis Santaclara, responsable del sector cunícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Frente a unos costes medios de 1,80 euros por kilo vivo, los precios percibidos por los ganaderos en lo que va de año ascienden solamente a 1,50 euros el kilo. En 2014, el precio medio fue de 1,77 euros, mientras que en 2013 alcanzó los 1,94 euros. Este verano la situación se ha recrudecido: "Hubo mataderos que se negaron a sacrificar el producto en sus zonas de influencia, lo que provocó que finalmente se compraran a 80 céntimos porque el conejo no se puede quedar tirado en la granja, hay que darle salida", explica Santaclara.
Las explotaciones cunícolas acumulan unas pérdidas de 42 millones de euros en el último año y medio
Tal caída de rentabilidad ha causado el cierre de numerosas explotaciones, que pasaron de 5.195 en 2007 a apenas 3.300 en 2014. "Hay granjas que ya no tienen luz, otras que están embargadas...", expone el ganadero, calculando que sólo hasta octubre la pérdida por cada coneja asciende a 25 euros y que será de unos 30 a finales de años. "A poco que tengas 1.000 madres, ya son 30.000 euros de pérdidas. Ponemos en marcha una infraestructura que cuesta mucho dinero pero luego la rentabilidad es mínima", lamenta. El hundimiento de los precios en origen por debajo de costes pone, además, contra las cuerdas a 35.000 familias que viven de manera directa o indirecta de esta actividad en el medio rural. Según datos de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), la rentabilidad de las explotaciones ha caído hasta el punto de acumular unas pérdidas de 42 millones de euros en el último año y medio.
Cargan contra las grandes cadenas
Por su parte, la asociación COAG ha denunciado que se están produciendo ventas a pérdidas como consecuencia de las políticas que aplica la gran distribución. Critican que la estrategia de los grandes mataderos y cadenas sea mantener el conejo como una carne barata, a la que banalizan. "Con las pérdidas del ganadero financian su estrategia comercial de bajo precio", lamentan los productores. "Vivimos unas circunstancias inaceptables", continúan, citando entre ellas "la inexistencia de contratos entre las partes e incumplimientos de las condiciones pactadas".
Reclaman que se invierta la cadena de valor y advierten de que en caso contrario, "esto también se acabará". "Resulta que en el supermercado no encuentras conejo por menos de 4,50 euros. Si se vende por debajo de ese dinero, alguien pierde dinero y la distribución no es porque juega con un margen del 25-30%...". En su huida hacia adelante, los productores se juntan también con que ha bajado el consumo de carne de conejo, lo que ha generado un excedente que también tira de los precios a la baja. "Hay mucho conejo congelado", remacha al respecto Santaclara.
Por ello, y para paliar el eterno problema de financiación que padecen, han solicitado una reunión urgente con el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Después de que la crisis láctea se cerrara hace unas semanas tras aportar el Gobierno un importante paquete de ayudas económicas, los productores de conejos acudirán el próximo viernes al despacho de Isabel de García Tejerina a buscar ayuda directa. "Nada de créditos", apunta Santaclara. Sin embargo, no las tienen todas consigo. "Nuestro deber es pedir, otra cosa será que lo logremos".
¿Solución?
Entre las soluciones que proponen se encuentra solicitar al Ministerio la compra de los excedentes para ponerlos a disposición de los bancos de alimentos o buscar canales de exportación, incluso para conejos vivos. Pese a que la producción semanal de conejos en España, fundamentalmente en Cataluña, Castilla y León, Galicia y Castilla-La Mancha, ronda el millón, las exportaciones son prácticamente nulas. Además de reclamar un precio justo y que se pongan en marcha planes de promoción, Santaclara señala que sería una buena idea ofrecer la carne de conejo de forma más variada al consumidor. "Se sigue vendiendo en bolsa entero y, sin embargo, el mercado necesita que se venda como salchichas, como hamburguesas... Lo que se hace con el resto de carnes". Como la leche o la patata, el conejo busca que le empiecen a cuadrar unos números que desde hace tiempo le dan la espalda.