Las incógnitas persisten en torno al proyecto de remodelación del estadio Santiago Bernabéu, 18 meses después de que el Ayuntamiento de Madrid y el Real Madrid alcanzaran un acuerdo para establecer los términos de la reforma y evitar un nuevo bloqueo en los tribunales. Sin embargo, el club aún no tiene fechas para el inicio de las obras después de romper el acuerdo con Abu Dhabi, clave para la financiación del proyecto, valorado en unos 400 millones de euros. De esta forma, el club que preside Florentino Pérez tendría que afrontar en solitario una inversión próxima a los 140 millones de euros para poner en marcha la reforma.
Precisamente, en este punto radica el principal escollo de la actuación con la que Pérez pretende dejar un legado que vaya más allá de los títulos logrados por el club bajo su extenso mandato en dos etapas. El acuerdo alcanzado en su día con el emirato de Abu Dhabi era clave para acometer la obra desde el punto de vista financiero. El socio aportaría la inversión inicial, valorada en esos 140 millones, a cambio de los derechos para poner un nombre comercial al estadio una vez que presentara su nuevo aspecto.
El hecho de que la reforma se enmarañara en los tribunales complicó el acuerdo hasta el punto de acabar con él. Después del bloqueo impuesto por el Tribunal Supremo a mediados de 2014, Abu Dhabi ya amenazó con resolver el acuerdo. Tras la contundente sentencia en contra de los convenios firmados en su día entre el Real Madrid y el Ayuntamiento de la capital para hacer posible la reforma y la llegada de una nueva corporación municipal, el club decidió comenzar de cero y negociar con el Consistorio.
El resultado de las conversaciones derivó en una reforma que presentaba algunos cambios en relación con la originalmente planeada por el Real Madrid y con la que negoció el acuerdo con Abu Dhabi. Las nuevas condiciones no convencieron a los responsables del emirato, que dejaron el acuerdo en el aire.
Vía libre desde hace un año
Los trámites municipales concluyeron en mayo de 2017, con la aprobación de las modificaciones pertinentes en el Pleno del Ayuntamiento. Para entonces, los problemas de Florentino Pérez con Abu Dhabi ya hacían insostenible el acuerdo para la financiación de las obras a cambio de poner nombre al estadio. Desde ese momento, la pelota está en el tejado del Real Madrid, con vía libre para cumplir el sueño de su presidente pero sin visibilidad financiera para llevarlo a cabo.
De momento, los cronogramas han saltado por los aires. Las previsiones apuntaban a que el nuevo Santiago Bernabéu sería una realidad en 2020. Un objetivo que será imposible de cumplir y tampoco será sencillo que los trabajos terminaran antes del verano de 2021, cuando vence el actual mandato de Pérez como presidente del Real Madrid.
La pasada semana, el diario El Mundo publicó una información que hablaba sobre la intención del presidente merengue de acometer las obras en breve, a la espera de encontrar un patrocinador que apoyara desde el punto de vista financiero la reforma. La idea que, de acuerdo con esta información, maneja el club es empezar con el proyecto, afrontar a pulmón las inversiones iniciales y tratar de compensarlas posteriormente con la colaboración de un nuevo socio.
El riesgo de elevar la deuda
Las últimas cuentas del Real Madrid, correspondientes al ejercicio 2016-2017, cerrado el pasado mes de junio, reflejaban que el club contaba con una holgada posición financiera, aunque el beneficio bruto de explotación (Ebitda) estuvo por debajo de lo presupuestado debido a los gastos extraordinarios en premios al primer equipo por la consecución de títulos como la Liga y la Champions League.
En cualquier caso, la entidad tendría que recurrir a financiación externa para asumir el inicio de las obras de remodelación, lo que elevaría sus ratios de endeudamiento y también complicarían la estrategia de fichajes para el primer equipo, después de unas temporadas en las que el gasto en este capítulo ha sido moderado, especialmente comparado con otros clubes que también figuran entre los más grandes de Europa.
La otra posibilidad pasa por encontrar a tiempo un nuevo patrocinador, una opción que se antoja complicada dada la premura de tiempo y la urgencia del club, lo que le coloca en una posición de desventaja para una negociación.