El futuro a medio plazo del grupo de construcción y servicios FCC pasa por una ampliación de capital que permita a la compañía reforzar sus fondos propios y, además, digerir el proceso de reestructuración de su deuda que está a punto de culminar y que traerá consigo un significativo incremento de los costes financieros.
La figura de la ampliación de capital volvió a hacerse protagonista en la conferencia que la compañía sostuvo con los analistas tras la presentación de los resultados del primer trimestre. Víctor Pastor, director financiero de FCC, respondió que, de llevarse a cabo una ampliación, ésta tendría lugar cuando supusiera crear valor para los accionistas.
Pero hasta ese momento, seguían vigentes las palabras del consejero delegado del grupo, Juan Béjar, cuando aseguró ante esos mismos analistas a finales de febrero que no había planteada una operación de este tipo.
En realidad, es una cuestión de tiempo. FCC admitió que la refinanciación que le ha permitido aplazar hasta 2018 el pago del endeudamiento de 4.500 millones que vencían entre 2013 y 2014 supondrá un incremento del coste medio anual de la deuda que estará entre los 80 y los 100 puntos básicos, lo que supone llevar la cifra hasta bordear el 7%.
300 millones más al año
Traducido a términos absolutos, algo más de 300 millones de euros al año para una compañía cuyo objetivo es volver cuanto antes a la rentabilidad tras dos años consecutivos con pérdidas superiores a los 1.000 millones de euros como consecuencia del proceso de saneamiento que está llevando a cabo. Una situación que no será sencillo sostener sin contar con financiación adicional.
La refinanciación pactada con las entidades financieras incluye además un tramo de deuda convertible, es decir, que permitiría a la banca acreedora transformarse en accionista de FCC, una circunstancia que Esther Koplowitz, principal accionista del grupo con una participación del 50,1%, quiere evitar.
De ahí que la compañía trabaje para tratar de amortizar cuanto antes este tramo de la refinanciación, por valor de algo más de 1.000 millones de euros.
Pero si algo ha proporcionado la nueva estructura de la deuda a FCC es tiempo, de ahí que una posible ampliación de capital se vea como un elemento a tener en cuenta a medio plazo. Tiempo para recuperar la senda de la rentabilidad, lo que podría suceder ya en los próximos trimestres, según explicó la compañía a los analistas, y también para retomar la ansiada retribución a los accionistas, que daría un importante balón de oxígeno a Koplowitz, con vistas tanto a la situación de la compañía como a la de sus finanzas personales.
Evitar la dilución
En las circunstancias actuales, sería complicado que la empresaria pudiera participar en una ampliación de capital de FCC, dado que la suspensión temporal del dividendo que el grupo repartía tradicionalmente le ha obligado incluso a vender parte de su participación para pactar con sus acreedores la extensión de los vencimientos de su deuda personal.
En tal escenario, una ampliación de capital supodría la dilución de la participación de Koplowitz, que automáticamente descendería del 50%, una circunstancia que la empresaria no quiere contemplar bajo ningún concepto. Lo mismo sucedería si los acreedores terminaran entrando en el capital del grupo.
Sin embargo, a medio plazo la perspectiva es algo distinta. FCC prevé vender sus participaciones en Realia y Globalvía antes de que finalice el presente ejercicio, con lo que prácticamente tendría alcanzado el objetivo de su plan estratégico en cuanto a reducción de deuda se trata, lo que allanaría la vuelta de la retribución al accionista.
Será entonces cuando toque afrontar las primeras obligaciones con la banca y cuando podría entrar en juego la posibilidad de ampliar capital. Eso sí, siempre que la oportunidad no se presente por sorpresa, como en el caso de las entradas de Bill Gates y George Soros a finales del pasado año.