La relación de Ryanair con España va de mal en peor y amenaza con seguir por el mismo camino. Después de que la aerolínea de bajo coste protagonizara varios incidentes con sus vuelos en el país hasta el punto de poner en alerta a las autoridades competentes, ahora el frente tiene como protagonista a Ferrovial, el grupo español que controla el gestor aeroportuario británico BAA.
La compañía presidida por el histriónico Michael O’Leary ha acusado a Ferrovial de bloquear sus opciones para participar en la compra del aeropuerto de Stansted, que BAA puso a la venta obligada por un dictamen de la Comisión de Competencia de Reino Unido. Ryanair se planteó la presentación de una oferta o participar en alguno de los consorcios que están pujando por hacerse con la pista, dado que la aerolínea acapara la mayoría de las operaciones en Stansted.
Sin embargo, la compañía se ha descolgado con un comunicado en el que asegura que Ferrovial le excluirá del proceso de venta del aeropuerto. Ryanair ha ido más lejos y ha señalado que ya ha comunicado a los grupos con los que había contactado para explorar una posible oferta por Stansted que en realidad se encuentra fuera del proceso.
Pero además Ryanair aprovecha la oportunidad para indicar que BAA ha duplicado los precios desde 2007 mientras que la afluencia del aeropuerto ha descendido un 25% en este periodo.
O'Leary quería hasta un 25% de Stansted
La reacción de Ryanair ha sorprendido en tanto en cuanto el bloqueo a una posible participación de la aerolínea en la compra del aeropuerto de Stansted no ha llegado de parte de Ferrovial ni siquiera de BAA sino de la Comisión de Competencia de Reino Unido, precisamente el organismo que ha obligado al gestor aeroportuario a desprenderse de algunos de sus activos, entre ellos esta pista.
El organismo regulador británico ha señalado en diversas ocasiones en el pasado que una aerolínea no debería tener una participación significativa en un aeropuerto para evitar que su influencia en la gestión sea lo suficientemente importante para que, en un momento determinado, pueda poner en marcha políticas que perjudiquen a sus competidores.
De esta forma, la Comisión de Competencia ha señalado que una hipotética participación de una aerolínea en un aeropuerto no debería superar el 10%, lo que contrasta con la intención de Ryanair, que aspiraba a controlar en torno a un 25% del capital de Stansted una vez que BAA procediera a su venta.
Actualmente, la operación de venta de Stansted está en marcha y BAA está analizando las ofertas que se han presentado. Ryanair ha sido especialmente crítico con la gestión de una pista que es estratégica para sus intereses en Reino Unido. Sin embargo, la institución que ha obligado a BAA a poner Stansted a la venta es también la que impide que Ryanair tenga una participación significativa en el aeropuerto. El frente abierto por la aerolínea de bajo coste es un nuevo desafío después del rosario de incidentes protagonizados por sus aviones en el espacio aéreo español.