Las dos principales startups del mercado de los patinetes eléctricos, Bird y Lime, ya no corren tanto en los mercados. Tanto es así que han comenzado a rebajar sus expectativas de valoración futuras.
Según una investigación de The Wall Street Journal, después de un año de tener a los inversores prácticamente rogándoles que aceptaran su dinero, Bird y Line reconocen ahora que están modificando sus planes porque el interés de los inversores está bajando.
La razón, subraya el periódico estadounidense, está en la aparición de diferentes problemas que han enfriado un poco 'la burbuja del patinete': más competencia, crecientes episodios de de vandalismo - en la capital de EE.UU. al cabo de septiembre murieron tres personas en un mes - y un ascendente número de ayuntamientos que empiezan a poner pegas burocráticas.
Una muerte en España
Pruebas de lo anterior se pueden encontrar en España, donde hace poco se hacía viral un vídeo de dos personas circulando con patinetes a 80 km/hora por la Diagonal de Barcelona.
El pasado 29 de noviembre, una anciana de 92 años moría atropellada por un patinete en Esplugues de Llobregat, la primera muerte conocida en España de una persona tras ser arrollada por un patinete eléctrico.
Los responsables fueron dos jóvenes que circulaban a unos 30 kilómetros por hora, una velocidad normal para estos aparatos, y que tras el impacto la mujer cayó al suelo y se golpeó la cabeza contra el mismo. La víctima fue trasladada al hospital en estado muy grave, y a los pocos días terminó falleciendo.
En las últimas semanas, en suma, Ayuntamientos como el de Madrid, han dejado clara ya su intención de regular la proliferación de los patinetes. El Ayuntamiento de Barcelona, por supuesto, ha impuesto 3.000 multas en este año por el uso irregular de estos mecanismos de transporte.