No es la reforma del Santiago Bernabéu con la que Florentino Pérez soñó pero, a estas alturas, era la única posible. De hecho, el acuerdo definitivo con el Ayuntamiento de Madrid ha llegado in extremis. Para estas fechas, Abu Dhabi, el socio inversor con el que cuenta el presidente del Real Madrid para financiar la ampliación del estadio, estaba a punto de perder la paciencia. Y fue el momento de elegir entre lo no tan bueno y la nada.
Pérez tenía un ultimátum de los inversores emiratíes encima de la mesa: o la reforma del estadio se concretaba antes de que finalizara el año o se replantearían la colaboración con el Real Madrid, cuyo eje es el patrocinio del grupo petrolero IPIC y cuyo objetivo preferencial es la contribución a la remodelación del Santiago Bernabéu. Una operación que ronda los 400 millones de euros, según declaró este martes el presidente del club, durante el acto de presentación del acuerdo con el Consistorio.
Un acontecimiento con el que Pérez había soñado durante mucho tiempo, aunque cuando finalmente ha llegado no ha sido del todo de su agrado. De hecho, cedió los honores de ser el anfitrión al propio Ayuntamiento y a su alcaldesa, Manuela Carmena, cuando en otras circunstancias no hubiera dudado en habilitar la planta noble del Bernabéu a tal efecto.
Pero el hecho de que la Justicia declarara nula la modificación del plan urbanístico que posibilitaba llevar a cabo los planes originales del Real Madrid para la reforma del estadio supuso un fuerte desengaño para Abu Dhabi, cuyos responsables habían escuchado en multitud de ocasiones a Florentino Pérez decir que el proceso judicial era un mero trámite por el que había que pasar, sin mayor incidencia.
Tanto se equivocó en su diagnóstico el mandatario madridista que, lejos de tranquilizarse, el inversor comenzó a impacientarse.
Una obra para la posteridad
De esta forma, el Real Madrid decidió ponerse en manos de los técnicos del Ayuntamiento, con el fin de asegurarse de que la próxima vez no habría fiasco. Sin embargo, la llegada de Ahora Madrid a la corporación municipal tras las elecciones municipales y autonómicas de 2015, celebradas apenas tres meses después del varapalo de la Justicia, hizo que los planes de Florentino Pérez no salieran exactamente como preveía. Porque, desde el principio, el equipo de Manuela Carmena puso una condición por encima de todas: nada de ceder suelo público. El proyecto original estaba muerto.
Sin embargo, no era momento de intentar negociar o, incluso, de esperar un cambio de tornas políticas, que hubiera sido la opción preferida por el presidente del Real Madrid. Pero no la de Abu Dhabi, que no estaba dispuesto a que venciera otra legislatura de Pérez en el club blanco (su actual mandato expira el próximo verano) sin haber resuelto el asunto del estadio.
De este modo, el proyecto que finalmente verá la luz no incluirá en principio el hotel y el centro comercial que estaban previstos con anterioridad (aunque Florentino insistió en que la primera opción aún es posible). En este caso, también ha prevalecido la idea de dejar la obra para la posteridad. El mandatario merengue sostiene que, en el futuro, será más recordado por el aspecto del estadio, que también cambiará el entorno en el que se encuentra, que por los títulos que el club consiga bajo su mandato.
Y el proyecto del estadio era imposible sin el dinero de Abu Dhabi. Una financiación que se reflejará en el hecho de que el recinto deportivo será renombrado, de forma que al del histórico presidente se le sumará el de una marca comercial (podrían ser IPIC o Cepsa, petrolera propiedad de Abu Dhabi).