La compra de Abertis por parte de ACS y Atlantia va a despejar el futuro de la compañía en España, donde se enfrenta a una complicada situación debido a la pronta finalización de algunas de sus concesiones más importantes en el país y la anunciada intención del Gobierno de no prolongarlas. La solución finalmente adoptada en la lucha por el control de la empresa, con la entrada de un socio español, ha dejado notablemente satisfecho al Ejecutivo, con el que ACS ya está conversando para la búsqueda de una solución que garantice que España siga siendo uno de los principales mercados para la concesionaria.
Uno de los puntos fundamentales para el pacto entre ACS y Atlantia, que habían cruzado anteriormente ofertas competidoras para comprar Abertis, fue que el grupo italiano se aseguraba eliminar el riesgo político de la operación, dado que Moncloa no quería que la concesionaria terminara en manos italianas. Si con La Caixa, el todavía principal socio de Abertis, las relaciones han sido complicadas en los últimos tiempos, con Atlantia iban a ser imposibles.
Sin embargo, el camino se allana de forma notable con un socio como el grupo constructor y de servicios que preside Florentino Pérez, cuya irrupción en el proceso de compra de Abertis por parte de Atlantia fue impulsada además desde el Gobierno.
El pasado martes, el aún presidente de la concesionaria, Salvador Alemany, señalaba que la compañía no mantenía abierto un diálogo con el Ministerio de Fomento para negociar una posible extensión de las concesiones. Esa negociación se ha trasladado al entorno de ACS, que ya busca una solución que permita que Abertis siga teniendo una parte importante del negocio en España.
En juego, el 20% del Ebitda
Cabe tener en cuenta que el reparto de poderes en la concesionaria está asegurado para los próximos años, en concreto hasta 2022. Pero, a partir de ahí, los caminos de los socios podría bifurcarse y lo mismo ocurriría con los activos de Abertis. En tal situación, ACS se quedaría con los españoles. Un botín demasiado escaso si finalmente el Gobierno sigue firme en no renovar las concesiones que vencen hasta entonces.
En concreto, se trata de Aumar (que engloba tramos de la AP-4 y la AP-7), cuyo contrato finaliza en 2019; y Acesa (AP-2 y AP-7), con vencimiento en 2021. Entre las dos aportan aproximadamente 700 millones al Ebitda de Abertis, un 20% del total del grupo en 2017. Y ambas gestionan el 60% de los kilómetros en España que están en su cartera.
Durante la breve presentación del acuerdo entre ACS y Atlantia ante los medios de comunicación, Florentino Pérez apenas dio detalles sobre el contenido del pacto, dado que aún no han concluido las negociaciones con los que serán sus socios en Abertis. Pero sí dejo un mensaje respecto al futuro de la empresa en España: "Es un mercado muy importante y estamos interesados en seguir participando en él y en seguir siendo líderes en él". Palabras imposibles de conciliar con una pérdida de concesiones tan notable.
El perjuicio sería notable para ACS a partir de 2022 pero para la propia Abertis y, por lo tanto, para Atlantia desde el primer momento. De ahí que Pérez ya se haya puesto manos a la obra para intentar evitarlo. La clave será encontrar una fórmula adecuada.
Las intenciones del Gobierno pasan por licitar y adjudicar antes de que acabe el año las concesiones en situación de quiebra cuyo control está asumiendo en los últimos días. Abertis estaría interesado en participar en el proceso pero no tiene asegurado el éxito. La vía de la negociación con el Ejecutivo es mucho más segura.