Por fraudes no va a ser. El escándalo financiero de Pescanova ha demostrado que los posibles fraudes contables, la malversación y mal uso de los fondos de una empresa no han sido patrimonio exclusivo del sector inmobiliario y financiero. También en compañías del sector industrial, más estable y menos dado al pelotazo, se han podido dar. La auditora KPMG (una de las 'big four', las cuatro grandes a nivel mundial) es, desde el lunes, responsable del análisis 'forensic' de la empresa pesquera, que debería ayudar a determinar si ha habido prácticas fraudulentas o ilegales en una actuación en la que todo el mundo señala al presidente de la compañía, José Manuel Fernández Sousa, que ha recibido hasta una querella este viernes por parte de Manos Limpias.
Las responsabilidades penales las decretará un juez. Pero para tratar de destapar las irregularidades si las ha habido está el análisis 'forensic', aquel que se encarga a especialistas -normalmente ajenos a la empresa afectada- que comenzarán a tirar del hilo. Los 'forensic' no actúan por una denuncia sino cuando en la empresa hay la sospecha de que puede haber habido malas prácticas. Para destapar responsabilidades, cuentan con las herramientas más sofisticadas "capaces de recuperar evidencias digitales que hayan sido borradas" o con las más clásicas, como son las entrevistas personales con los presuntos implicados o conocedores de la situación. Tienen acceso a ficheros, a comunicaciones telemáticas, a la documentación también en soporte papel. Con ello tratan de desentrañar si, por ejemplo, ha habido cohecho, malversación, apropiación de dinero, robo de información sensible o confidencial, facturación indebida... y tantas y tantas actividades fraudulentas que se están llevando a cabo todos los días en organizaciones públicas o privadas.
"Llama la atención que una de las primeras cosas que se hicieron en Pescanova fue cancelar el contrato de seguridad" de las sedes, nos asegura un experto que quiere mantener el anonimato
Una fuente con larga experiencia en el análisis 'forensic' que prefiere mantener el anonimato reconoce que en casos como Pescanova puede haber un conflicto de intereses en el consejo de administración de la compañía, que difícilmente podía desconocer ciertas prácticas fraudulentas si estas se produjeron, pero que ahora se ha visto obligado a aceptar un análisis externo de las actividades que han llevado a concurso de acredores a la sociedad. "Creo que KPMG entrará ahora a degüello en Pescanova, no se van a cortar. Al haber sido BDO la auditora hasta ahora de las cuentas de la empresa, el 'forensic' se verá con las manos más libres para sacar todos los trapos sucios. No es lo mismo pisarse la manguera entre una de las cuatro grandes que sacarle los colores a BDO, que será la octava o novena auditora en importancia". ¿Y en el caso de que se hayan estado destruyendo pruebas antes de pedir el 'forensic'?: "Muy posiblemente se haya hecho, de hecho una cosa que llama la atención es que lo primero que hicieron fue cancelar el contrato de seguridad" de las plantas de la empresa. De esta forma, los elementos de seguridad desaparecen automáticamente, aunque deberían ser aportados si un juez los solicita. Sin embargo, nos asegura, "el análisis 'forensic' puede hacer más de lo que parece incluso en casos así".
"No somos detectives"
Ricardo Noreña, socio responsable de 'forensic' de Ernst & Young (otra de las 'big four'), recuerda cuando su empresa se encargó del análisis de la SGAE. La sociedad general de autores, hasta entonces presidida por Teddy Bautista, se vio envuelta en un escándalo al ser detenido Bautista y parte de la cúpula por supuesta malversación de fondos. La auditora inició el análisis 'forensic' y acabó descubriendo los movimientos financieros en beneficio propio que se habían producido "de Bautista pero también de Rodríguez Neri". Las conclusiones de este análisis se incorporaron a la causa judicial "que ahora está en el Tribunal Supremo". No obstante, recuerda Noreña que "en 'forensic' de Ernst & Young nunca se investigan personas sino operaciones, no somos investigadores privados ni seguimos a personas ni se quebrantan derechos de personas. Es un trabajo más contable e informático". Bajo su punto de vista, los analista 'forensic' pueden llegar a donde los detectivas privados no alcanzan "puesto que ellos no suelen entender bien el mundo de los negocios o de la contabilidad".
Desde KPMG, el socio del área de 'forensic' Ángel Requena nos explica que "manteniendo las distancias con lo que es una investigación policial, sería algo así como 'acordonar/preservar la escena del crimen y analizar todos los elementos que existan por minúsculos que parezcan'". Una vez obtenidas las primeras evidencias, nos asegura, "se comienza su análisis y se empiezan a estudiar diferentes hipótesis, sin descartar nada a priori". Es importante usar razonamientos lógicos, al más puro estilo Sherlock Holmes, y se cuenta con herramientas muy complejas para recuperar hasta archivos borrados, a pesar de que "existen algunos sistemas de borrado que impiden su recuperación total, aunque en ocasiones algunos fragmentos son suficientes para la obtención de las pruebas que andamos buscando. Las llamadas telefónicas no quedan grabadas", nos dice Requena.
Sin embargo, ningún análisis 'forensic' estará completo si se descarta el factor humano, pues como nos recuerda Noreña de E&Y: "Puede haber mucha gente que sabe cosas y te las puede contar. Pongamos una empresa de 2.000 empleados. Tal vez un testigo a cambio de tener inmunidad y de que no le pase nada quiere hablar y aporta muchísima documentación y pruebas que no tienes y que no te dan en la empresa". A los que 'cantan' o ayudan en la investigación se les compensa con una especial protección en la empresa.
Responsabilidad social
Un experto que ha dirigido análisis 'forensic' en una importante compañía del sector de las telecomunicaciones indica que éste "está más ligado a la RSC (responsabilidad social corporativa) de una sociedad que a los aspectos legales. Si se descubre el fraude o la mala praxis, muchas veces se opta por resolver el problema de forma interna, por ejemplo despidiendo al infractor". El forensic tomó fuerza, nos asegura, tras escándalos contables como los de Enron o Parmalat que, a principios de los años 2000, protagonizaron sonoros fraudes empresariales que acabaron de un plumazo con el valor de sus acciones y arruinaron a miles de personas con ellos. Además del hundimiento de la hasta entonces prestigiosa auditora Arthur Andersen (la encargada de validar las cuentas de Enron), el fraude masivo llevó a Estados Unidos a legislar más profundamente sobre el tema con la conocida como 'ley Sarbanes-Oxley', que establece una mayor transparencia en la presentación de las cuentas "como forma de proteger al accionista minoritario, que no tiene por qué saber lo que se cuece dentro de la empresa".
En el caso de Pescanova, los indicios son fuertes hacia un fraude del presidente Fernández Sousa, que por ejemplo vendió acciones de la empresa antes de que esta cayera, usando presuntamente información privilegiada. Pero a KPMG le esperan ahora unas semanas, si no meses, de arduo trabajo de investigación en el que se tratará de tirar del hilo para dar con el ovillo, y en el que las cosas, con en toda película de intriga que se precie, pueden acabar de forma diferente a como se había previsto.