El viernes 21 de febrero, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto que permite a Nuclenor, titular de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), solicitar la renovación de su licencia para volver a generar electricidad después de llevar parada desde diciembre de 2012. Sólo cinco días después, el 26 de febrero, el presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Fernando Marti Scharfhausen, comunicó al pleno del organismo supervisor una sorpresiva decisión.
Había decidido destituir fulminantemente a los dos principales responsables que el CSN tiene para Garoña: Inmaculada Córdoba, jefa de servicio durante casi 20 años y responsable máxima del supervisor nuclear en la planta, y Alfredo Mozas, inspector residente.
El acta del pleno de ese día, en su punto 13.1.1, recoge que ésta es una decisión tomada directamente por el presidente, que en función de sus atribuciones hizo la siguiente comunicación: "A los efectos prevenidos en el artículo 36.1.h) del Real Decreto 1440/2010 por el que se aprueba el Estatuto del Consejo de Seguridad Nuclear, el Presidente informa sobre el cese de Dª Inmaculada Córdoba Pérez como Jefe de Proyecto de la central nuclear de Santa María de Garoña. El Pleno solicita que se haga constar en acta el agradecimiento a la Sra. Córdoba por los servicios prestados".
Los ceses han generado sorpresa y revuelo en los cuerpos técnicos del CSN, dado que ahora más que nunca Garoña necesita a los profesionales que mejor la conocen para garantizar la seguridad y viabilidad en su proceso de reapertura
Los dos profesionales destituidos cuentan con una larga trayectoria profesional y eran los dos miembros del CSN que mejor conocen el funcionamiento de la central cuyo cierre ordenó Zapatero y cuya reapertura persigue el Gobierno de Rajoy.
Su destitución ha sorprendido a los cuerpos técnicos del organismo nuclear por ser un hecho insólito. Pese a que el presidente tiene potestad para tomar una decisión de ese tipo, no es normal que el CSN prescinda de los profesionales que mejor controlan y manejan una central justo en el momento en el que ésta inicia su cuenta atrás para abandonar su situación de cese de explotación y empezar a operar de nuevo, previsiblemente en 2015. De hecho, estos puestos clave no suelen cambiar en ninguna de las centrales y sus nombramientos o ceses no suelen ir ligados a la llegada de un nuevo presidente al CSN.
"Es el peor momento para cambiar a estos profesionales, porque se abre un proceso de incertidumbre y la central tiene que volver a pasar todos los exámenes de seguridad para volver a funcionar y los mejor preparados para hacerlo y supervisarlo son esos técnicos que conocen sus virtudes y defectos a la perfección, máxime cuando es la central más antigua de España, con casi 43 años", señalan fuentes cercanas al organismo.
Marti no quiere ni imprevistos ni sobresaltos en un proceso que será muy polémico y problemático, de ahí que quiera tener en Garoña a dos técnicos de absoluta confianza
Estas fuentes atribuyen la decisión a una estrategia del presidente para colocar en los dos cargos vacantes a personas de su máxima confianza, para que los procesos de supervisión y control preparatorios de la reapertura se realicen con total celeridad y sin imprevistos. "Marti no quiere que nadie pueda obstaculizar en lo más mínimo el proceso de reapertura", señala una de estas fuentes, dado que el Gobierno ya ha abonado el terreno normativo para que así sea y que Endesa e Iberdrola, dueñas de Nuclenor, procederán a solicitar la renovación de la licencia de explotación antes del 6 de julio.
De hecho, Marti ya cuenta con sustitutos dentro del CSN, que se incorporarán en breve a la central, en la que no pueden faltar jamás, por exigencias de seguridad, los responsables enviados por el supervisor nuclear, recuerdan las fuentes conocedoras del proceso, que añaden que la transición se hará con absoluta profesionalidad tanto por los salientes como por los dos nuevos técnicos.
Dado que la reapertura, al igual que lo fue el de cese de actividad, será muy polémica, el presidente del CSN quiere, al menos, controlar de cerca a los dos profesionales que se encargarán de supervisar ese proceso para que no haya errores ni filtraciones interesadas desde el cuerpo técnico de la central burgalesa.
Las asociaciones ecologistas y un buen número de partidos políticos, con el PSOE y PNV al frente, harán campaña en los próximos meses para que la central no reabra. De hecho, la formación que gobierna en el País Vasco (la central linda con Álava) pidió expresamente el pasado 26 de febrero el "cierre inmediato y desmantelamiento" de Garoña, en una propuesta de resolución presentada tras el debate del estado de la nación.
Pese al revuelo interno generado por los dos ceses, otras fuentes consideran que "es normal que se produzcan este tipo de relevos, no sólo en Garoña sino en cualquiera de las otras centrales. Estos son cargos técnicos que se pueden sustituir en cualquier momento y no hay relación alguna entre el Real Decreto del Gobierno, la decisión de volver a arrancar la central y los relevos aprobados por el pleno".