El tema catalán sigue enturbiando el ambiente en la CEOE. La actuación de su presidente con respecto a esta crisis política ha aumentado la brecha que le separa de las organizaciones territoriales más críticas con su gestión, que le acusan de mantener una 'equidistancia' inaceptable en este conflicto. Este lunes, Juan Rosell ha pedido al Govern que cumpla la ley y ha hecho un llamamiento a "olvidar el pasado" y a establecer un "diálogo" entre las partes enfrentadas. Una vez más, ha situado el foco del problema en "los políticos" en general, lo que ha encendido los ánimos entre las federaciones que le acusan de ser "excesivamente complaciente" con la Generalitat.
Los ánimos estaban caldeados en la confederación de organizaciones empresariales desde mediados de septiembre, cuando se difundió un escueto comunicado en el que expresaba su rechazo a la consulta ilegal y apelaba a que este problema político se resolviera “con la mayor urgencia posible” para que no afecte a la “convivencia social” y a la “prosperidad económica”.
Su elaboración estuvo precedida por un intenso debate de su Junta Directiva -con 20 turnos de palabra- que escenificó la distancia existente entre Rosell y las federaciones madrileña, andaluza y extremeña como consecuencia de este tema.
Las palabras que ha pronunciado Rosell -en Roma- después del referéndum ilegal de Cataluña no han contribuido precisamente a acercar posturas. El presidente de la patronal ha hecho un llamamiento a mirar al futuro y a olvidarse del pasado para buscar puntos comunes entre Moncloa y la Generalitat, pero se ha mostrado "tibio" a la hora de condenar la actuación de los líderes del procés. "Si las leyes no se cumplen hay que intentar que se cumplan. Pero tenemos un problema y como tenemos un problema al final los problemas se ponen encima de la mesa, se ven las soluciones, se intenta limar asperezas entre unos y otros y, a partir de aquí se busca soluciones”, ha incidido, en declaraciones recogidas por La Vanguardia.
El presidente de la patronal ha hecho un llamamiento a mirar al futuro y a olvidarse del pasado para buscar puntos comunes entre Moncloa y la Generalitat, pero se ha mostrado "tibio" a la hora de condenar la actuación de los líderes del procés, según lamentan sus críticos.
Unos minutos después, la patronal ha publicado un comunicado en el que ha expresado su rechazo a la estrategia del Govern, que contempla la declaración unilateral de independencia. Tampoco ha contentado a sus críticos, que acusan a los dirigentes de la CEOE de ser "poco expeditivos" con los impulsores de la huelga general que se iniciará este martes y que "causará estragos" en las empresas catalanas.
Sobre esta movilización, la patronal de esa comunidad autónoma, Foment del Treball, ha publicado este lunes una nota de prensa en la que avisa de las "repercusiones económicas de enorme gravedad" que ocasionará sobre "empresas, ciudadanos, trabajadores y erario público". Ahora bien, no incluía ninguna referencia a la crisis institucional de Cataluña.
Inmovilismo de las empresas
En el día después del referéndum de Cataluña, las grandes empresas españolas han optado por el silencio, desconcertadas ante el incierto escenario en el que se encuentra el país. Las palabras pronunciadas en la noche del domingo por Carles Puigdemont confirmaron que la Generalitat tiene la intención de culminar el procés y declarar la independencia en las próximas semanas. En el caso de que cumpla su amenaza, el golpe para la economía española y para las cotizadas del Ibex 35 será importante. No obstante, hasta que se clarifiquen los acontecimientos y el Ejecutivo ofrezca alguna pista de su hoja de ruta, las principales compañías han optado por la prudencia.
De momento, ni Puigdemont ni Rajoy han enseñado todas sus cartas, lo que dificulta la toma de decisiones por parte de las empresas. El primero ha asegurado que piensa cumplir con su hoja de ruta, pero ni ha hablado de plazos ni de la estrategia que seguirá para poner en marcha las estructuras del nuevo Estado catalán. Por su parte, Rajoy ha dejado claro su propósito de responder a las hostilidades de los independentistas con la ley en la mano; y de negociar con el resto de las fuerzas políticas para intentar encontrar soluciones a esta grave crisis de Estado. Pero, a esta hora, sus palabras son una mera declaración de intenciones.
La incertidumbre ha conseguido nublar el panorama político y empresarial; y las compañías más importantes de España han declinado pronunciarse antes de que se despeje el horizonte o de que el Gobierno ofrezca más detalles sobre su plan de acción.
Este martes, miembros del Gobierno coinciden con varios de los presidentes de las principales cotizadas españolas en la Cumbre Española de la Confianza. Diálogos sobre seguridad jurídica y crecimiento. Entre los participantes, se da por hecho que habrá declaraciones con respecto al futuro de Cataluña y la postura de algunas de estas compañías.
Si así fuera, se rompería el silencio que ha imperado en los últimos meses. Principalmente, desde que se disolvió el Consejo Empresarial de la Competitividad (CEC) ante el desinterés de varios de sus miembros en mantenerlo en funcionamiento y entre las críticas que recibió desde el exterior. Especialmente, desde la izquierda radical.
La incertidumbre ha conseguido nublar el panorama político y empresarial; y las compañías más importantes de España han declinado pronunciarse antes de que lo haga el Gobierno.
La iniciativa que demostraron durante la recesión empresarios como los expresidentes de Banco Santander –Emilio Botín-, Telefónica –César Alierta- o Caixabank –Isidre Fainé- contrasta con el silencio que han guardado sus sucesores en lo que respecta al tema catalán. Las voces de los líderes empresariales españoles se han apagado en este asunto y, ahora, nadie está dispuesto a mover un dedo hasta que lo haga el Ejecutivo, han reconocido este lunes a Vozpópuli los portavoces de varias de las principales cotizadas españolas.
Buena parte de las grandes empresas han optado por mantenerse a la expectativa de los próximos acontecimientos, aunque es cierto que no dejan de mirarse entre ellas (y de mantener el contacto) en lo que concierne a la crisis en Cataluña.
Por el momento, no hay decisiones tomadas aunque sí estrategias planificadas. En lo que hay una coincidencia generalizada es que aquella que se mueva en primer lugar marcará tendencia. Cualquier decisión podría provocar una reacción en cadena que precipitaría los acontecimientos. De ahí que la prudencia se imponga por el momento.