La subida de la luz de entre el 4% y el 5% que ultima el Ministerio de Industria para el próximo julio permitirá contener el galopante crecimiento del déficit de tarifa (insuficiencia de ingresos regulados del sistema eléctrico), el mayor problema del sector eléctrica, pero no tendrá efecto en lo que amenaza con convertirse en un quebradero de cabeza para las empresas: su deuda. Sin tener en cuenta ese déficit (que las empresas financian como deuda hasta que se coloca en el mercado, algo que no ha podido hacerse desde marzo), la deuda neta de las tres principales eléctricas españolas (Iberdrola, Endesa y Gas Natural-Fenosa) roza (con datos del pasado 31 de marzo) los 51.000 millones de euros, un 3,7% menos que un año antes. A las empresas les vencen casi 11.700 millones entre este año y el próximo; en concreto, en 2012 tienen que refinanciar más de la mitad de esa cifra, 6.930 millones.
En un sector muy intensivo en capital como el eléctrico, una deuda elevada no es un problema en condiciones normales. Además, las empresas cuentan con liquidez de sobra para hacer frente a sus compromisos financieros: casi 28.000 millones entre efectivo y líneas de crédito disponibles, a razón de más de 9.000 millones por compañía.
Sin embargo, con el rating de España al borde del bono basura, los costes de financiación amenazan con dispararse y el escenario de futuras rebajas de la calificación de su deuda no es ni mucho menos descartable; más, si se confirman los nuevos recortes al sector a los que apunta la reforma energética que ultima el Gobierno para intentar acabar con el déficit tarifario.
Con España en emergencia económica, el lastre de la deuda y la amenaza de recortes de rating no es una cuestión ni mucho menos exclusiva de las eléctricas y afecta a otros gigantes no financieros del Ibex como Telefónica y Repsol. En el caso de las tres grandes del kilovatio, “ahora no hay problemas, pero los puede haber en un par de años si la situación macro no mejora”, resume Gonzalo Sánchez Bordona, analista de BPI.
Por empresas, Endesa es la que se enfrenta a un calendario de vencimientos más exigente: le vencen más de 3.882 millones este año, sin contar la deuda asociada a su filial chilena, Enersis. Pero es también la que menos deuda tiene (y la única de las tres cuyo valor bursátil todavía supera su endeudamiento), tras las sucesivas ventas de activos que siguieron a su adquisición por parte de la italiana Enel.
La deuda neta de Endesa es de 5.622 millones, si no se cuenta el déficit tarifario, y de más de 11.000 millones si se incluye ese desajuste. La eléctrica ha propuesto esta semana aplazar un año la eliminación del déficit (debería quedar reducido a cero en 2013). “No pasaría nada” por alargar ese plazo, dijo este martes su consejero delegado, Andrea Brentan.
Otras empresas no parecen tan dispuestas a que siga alargándose en el tiempo el problema del déficit, que tiene su origen en 2002 (aunque explotó a partir de 2005, con el boom de las renovables) y que se explica por la negativa de los sucesivos Gobiernos a subir la luz (por su coste político) mientras con la otra mano reconocían legalmente la diferencia de costes a alas empresas.
El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, pidió el pasado viernes que el Gobierno arregle “definitivamente” ese agujero y anticipó que la empresa va a contener las inversiones este año para reducir su deuda, que asciende a casi 30.000 millones, sin contar el déficit, cifra que cuadruplica su Ebitda (la media de las 50 mayores compañías del sector es de 3,4 veces). Un informe publicado por Sabadell ese mismo día aconsejaba a Iberdrola que venda activos para “limitar un escenario de ampliación de capital”. Entre las posibles desinversiones figura su 39% en la brasileña Neoenergia, que permitiría al grupo reducir su deuda entre 3.600 y 7.500 millones, aunque el propio Galán pareció enfriar esa vía (la otra opción es lograr un acuerdo con los otros dos socios de Neoenergia para poder consolidar esa participación en sus cuentas).
Por último, Gas Natural es la que peor rating tiene (S&P le asigna la nota BBB, sólo un peldaño por encima del bono basura), aunque también es la que menores vencimientos enfrenta este año y el próximo (2.535 millones). Su deuda, sin contar el déficit de tarifa, ronda los 15.700 millones, cifra que equivale a 3,3 veces su Ebitda.