El proyecto estrella del ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, para esta legislatura, la reforma energética, lejos de solucionar los problemas del sector ha convertido a éste en un polvorín. El fuerte impacto de los recortes aplicados por el Ejecutivo en las cuentas de todas las compañías ha provocado la huida de algunas de ellas y el desvío de las inversiones de España hacia mercados internacionales más atractivos.
Los expertos del sector consideran que episodios como los vividos últimamente en este mercado ponen de manifiesto el fracaso de la reforma y la desbandada de empresas e inversores. El gigante estatal italiano Enel ha consumado su plan para quedarse con los negocios más rentables de Endesa. Latinoamérica es el área de negocio que sustenta los resultados de la compañía (aporta el 51% de todo su ebitda y el 37,4% de su beneficio neto) y España se ha convertido en un lastre.
El hachazo sufrido por las medidas de Soria en sus cuentas han provocado una caída del 31% en el beneficio neto en el primer semestre, con un impacto negativo de 415 millones de euros por las medidas regulatorias y fiscales en España.
Igual suerte han corrido Gas Natural Fenosa (-2,7%) e Iberdorla (-13%). El impacto conjunto de las medidas regulatorias en las cuentas de las grandes eléctricas superó los 4.500 millones de euros sólo en 2013.
España ya no es atractiva ni rentable para invertir en el sector energético, como han puesto de manifiesto los máximos ejecutivos de las tres grandes, que han advertido al Gobierno que sólo invertirán lo mínimo exigible por ley en España. Ni un euro más. Enel-Endesa, por su parte, se ha comprometido a invertir más a raíz de la operación de absorción de activos en Latinoamérica, que dejará a la española convertida en la mitad de lo que es actualmente.
E.ON se marcha de España y se verá obligada a vender todos sus activos por menos de la mitad de lo que pagó en 2008, unos 6.000 millones
También la alemana E.ON, que estuvo a punto de hacerse con Endesa hasta que Zapatero se sacó de la manga la operación defensiva de Enel-Acciona, da carpetazo a España. Ha puesto en venta sus activos, que ahora valen menos de la mitad de los 6.000 millones de euros que pagó por ellos tras perder la batalla por el control de Endesa. España ya no es rentable para el grupo alemán.
Tampoco lo es para grupos e inversores renovables españoles e internacionales. Los recortes a la retribución de las energías verdes aprobados en el marco de la reforma de Soria han hundido a sectores consolidados y rentables como el eólico y la cogeneración y a otros con menos peso en el sistema, pero con muchos inversores detrás, como es el caso del fotovoltaico.
Instalaciones en venta o al borde de la quiebra, inversores que dejan España y toda una avalancha de recursos y demandas contra el Real Decreto y la Orden Ministerial aprobadas en junio pasado.
"España se ha convertido, al menos en el sector energético, en un país en el que es imposible invertir ante las escasas rentabilidades y la incertidumbre normativa", denuncia una fuente del sector.
La gran industria se ha enfrentado al Gobierno por el lastre competitivo que supone pagar en España la electricidad tan cara
Otro de los efectos colaterales de la reforma energética es la pérdida de competitividad de la industria española, precisamente en un momento en el que ya, por fin, se atisba el tímido inicio de la recuperación económica. Trece asociaciones industriales han firmado un manifiesto para reivindicar la cogeneración como herramienta de competitividad energética (azulejeras, papeleras, cerámicas, madereras, bienes de equipo…), mientras la gran industria se sigue quejando de los altos precios de la electricidad en España.
Si para la industria el precio de la luz es un lastre, para las economías familiares es peor aún. Los precios de referencia de la electricidad han vuelto a subir en julio (+17%) y se prevé un segundo semestre con importantes incrementos en el recibo de la luz, después de la tregua de los meses anteriores.
El problema del déficit de tarifa sigue ahí y sólo en el primer trimestre de este año alcanzó los 2.000 millones de euros
Tampoco ha surtido efecto la suspensión por parte de Industria del sistema de subastas y su sustitución por una modelo de precios variables que cotizan día a día. Y el objetivo primordial de la reforma, eliminar el déficit de tarifa (desfase acumulado entre el precio de generar la electricidad y lo que se paga por ella), no se ha conseguido. Los recortes aplicados a todos los sectores energéticos perseguían reducir este desfase, que ronda casi los 30.000 millones acumulados desde la década pasada.
Pero en 2013, el déficit siguió imparable, al cerrar en 4.098 millones de euros. Y en el primer trimestre de este año, lejos de desaparecer, alcanzó los 2.000 millones de euros, si bien con una reducción del 64% sobre el mismo periodo de 2013.