'The Guardian' llamaba la atención sobre el caso este mismo martes: 'Dairy farmers payment delayed as milk becomes cheaper than water' (Se retrasa el pago a los ganaderos debido a que la leche ya es más barata que el agua). La situación de los granjeros ha llegado en el Reino Unido a ser tan grave que First Milk, el principal comprador de leche del país según el diario, anunció este lunes que retrasa sus pagos semanales a más de 1.000 productores debido a un colapso en los precios y una carencia total de circulante. El vicepresidente Nigel Evans publicó un video en YouTube para dar respuesta a las posibles preguntas de sus proveedores y tranquilizarlos: es un problema de cash flow, no de capital, y los pagos se retrasan sólo 14 días. El motivo para que se haya producido esta situación: "En la primera parte del año (2014) todo el mundo estuvo pagando precios por encima de lo que el mercado podía soportar (...) fue un error".
La situación ha provocado un arduo debate en el país, con muchos expertos preguntándose si es normal que algunos supermercados de 'hard discount' (se señala especialmente a los alemanes Aldi y Lidl, pero también a Asda y Iceland) puedan vender cuatro pintas de leche (algo menos de 2 litros) por 99 peniques, que no llegan a ser 1,3 euros. "Los ganaderos están quedándose fuera del mercado por los precios bajos", considera el diario de centroizquierda británico. Estos precios bajos son consecuencia del aumento medio de las temperaturas, que permitió producir más, y de que el mercado es global, por lo que en Reino Unido sólo se produce un 25% de la leche que se consume. También de la presión de las cadenas de supermercados, cada vez más poderosas y con más capacidad de negociar precios bajos que mejoren aún más sus cuentas de resultados. Los consumidores, por su parte, en su mayoría están contentos de pagar precios bajos, muchas veces sin plantearse si esa presión deflacionista destruye a su sector primario o no.
"Que se venda la leche más barata que el agua no tiene ninguna explicación, ni de mercado ni de tendencia ni de nada"
Según la National Farmers Union (NFU), "la leche líquida ya es más barata que el agua", tal y como aseguró su portavoz Meurig Raymond. En España, la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) expresa exactamente lo mismo: "Ya hace tiempo que estamos viendo en algunos casos vender litros de leche en los supermercados por debajo de lo que vale el agua. Esto no tiene explicación de ningún tipo, ni de mercado ni de tendencia ni nada de nada. Simplemente que la leche se ha cogido como un producto reclamo, banalizado, que vale menos que el agua. No se dan cuenta de que detrás de la producción de leche hay un trabajo duro, de todos los días del año. Es una batalla por ver quién vende la leche más barata", asegura el secretario de Ganadería de la organización, Román Santalla. Vender los productos a pérdida (por debajo del coste, con el objetivo de atraer a los clientes al establecimiento) contraviene la ley de competencia desleal.
Reunión de ganaderos españoles
Mientras el mercado lácteo convulsiona en Reino Unido, en Madrid la Organización Interprofesional Láctea (Inlac) se reunía para tratar sobre los índices de referenciación láctea, muy relacionados con los precios. Santalla cuenta que "hay un debate soterrado porque a industria está exigiendo al Ministerio que quite la obligación de contratos por un año, pero si esto se quita el resto no valdrá absolutamente para nada". Los ganaderos creen que es imprescindible que los contratos entre el productor y el industrial sigan siendo por un año, ya que si no "nos pueden sacar del mercado en cualquier momento". Los ganaderos se quejan de que la industria les paga poco por litro de leche (el año ha acabado en una media de 32 ó 33 céntimos el litro pese a que empezó a 38) porque a su vez los grandes supermercados les pagan muy poco.
Recientemente, los ganaderos de la cooperativa San Antón, en Peralta (Navarra) consiguieron revertir aunque fuera temporalmente la finalización de un contrato con Senoble, la empresa de origen francés que fabrica la marca blanca de yogures para Mercadona, y que recientemente ha anunciado que será adquirida por Schreiber Foods. Ellos denunciaban que Senoble había roto el compromiso de comprarles la producción durante un año, debido a represalias por actuaciones suyas anteriores.
Comida barata o decente
Para la experta del 'Guardian' Ros Coward, la situación es clara: "Producir comida decente no es barato. No puede serlo. Porque si quieres comida decente, necesitas tratar a los animales bien, mantenerlos al aire libre y usar prácticas agrícolas sostenibles y que no destruyan el medio ambiente. Esto cuesta dinero". El abaratamiento de la leche hace que, por ejemplo, "miles de vacas sean encerradas cada año en unidades industriales masivas que me niego a llamar granjas". De esta forma, se va perdiendo la práctica de vacas alimentadas por la hierba, y "esta es la forma en que la industria lechera tiene que actuar para mantener estos precios tan baratos".
Santalla, por su parte, cree que el consumidor español no mira sólo el precio y que sería capaz de pagar algo más por asegurarse de que las prácticas que se llevan a cabo son las correctas: "Si hiciéramos campañas de información al consumidor reaccionarían. Ellos por precio van a lo más barato y en los tiempos que corren más, pero el consumidor español si se le da la información de lo que cuesta producir, no sólo en términos económicos sino lo que cuesta alimentar al ganado, estar con él, dar una leche de calidad, mantener la población en las zonas rurales donde nadie quiere estar... ese trabajo tiene que tener un valor y estoy convencido de que el consumidor lo sabrá valorar. "l problema es que la distribución paga mal a la industria y la industria mal al ganadero", concluye el productor de leche lucense.