Seis empresas españolas declararon el mes pasado, a sólo unas semanas de las elecciones del próximo martes, gastos en actividades de lobby por importe de 906.000 dólares, en vísperas de la cita en la que el presidente y candidato demócrata, Barack Obama, se juega la reelección para los próximos cuatro años frente al republicano Mitt Romney.
Cuatro de esas empresas son compañías del sector energético (Iberdrola, Abengoa, Repsol y Gamesa), aunque la mayor suma corresponde a la farmacéutica Grifols, muy implantada en ese país, con 380.000 dólares desembolsados sólo el mes pasado.
La empresa que preside Víctor Grifols es, con más de 3 millones de dólares, la compañía española que más dinero se ha gastado en persuadir a los legisladores estadounidenses de que tomen decisiones favorables a sus intereses este año, según los datos del Senado estadounidense. También es, con mucho a diferencia, la firma nacional que más dinero ha destinado a esas actividades, con más de 12 millones desde 2004.
A continuación figuran Iberdrola, con más de 3,7 millones, Abengoa (2,2 millones) y Gas Natural (1,25 millones).
En EEUU, la actividad de lobby está regulada y considerada parte del juego democrático
En lo que va de año, Iberdrola ha destinado a esta tarea unos 486.000 dólares, la mitad que en 2010, el año en el que más fondos destinó. Los pasados 23 y 26 de octubre, el grupo, que afronta un panorama incierto para los incentivos a las energías renovables, registró sendas aportaciones por importe de 112.000 y 50.000 dólares.
Por su parte, Abengoa declaró el mes pasado 130.000 dólares en actividades de lobby y lleva 410.000 en el conjunto del año; Repsol, 90.000 dólares; Gamesa, 27.000 dólares (lleva 307.000 desde enero) y BBVA, 20.000 dólares en octubre y 60.000 en el conjunto del ejercicio.
En Estados Unidos, la actividad de lobby, realizada bien de forma directa, bien a través de intermediarios especializados radicados casi siempre en Washington (la ciudad del mundo con más lobistas por metro cuadrado), está considerada algo consustancial al juego democrático y está mucho más regulada que en Europa.
Las empresas que la realicen están obligadas a rendir cuentas en un registro público que gestiona el Senado de EEUU. Aunque en sumas relativamente modestas, un puñado de empresas nacionales se ha dedicado a ella de manera constante desde principios de la pasada década, de forma paralela a su internacionalización.
Muchas empresas españolas realizan esta actividad a través de sociedades radicadas en Estados Unidos, lo que dificulta el cotejo de los datos. Según estimaciones no oficiales, el importe acumulado desde entonces supera los 23 millones de dólares, con Grifols como gran protagonista.