En el almuerzo celebrado en el Palacio de la Moncloa entre el Gobierno y el Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC), llamó la atención la casi nula atención que prestó Florentino Pérez, presidente de ACS, a los ponentes (César Alierta, Emilio Botín, Isak Andic, Francisco González, Ignacio S. Galán, y Rafael Del Pino).
Pérez estuvo sentado al lado del director de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal, y quien puso el oído pudo escuchar que hablaban largo y tendido del Castor. Conocido es por todos que ACS quiere devolver el conflictivo gasoducto y que le retornen las inversiones.
También se pudo escuchar alguna queja de Pérez sobre la reciente reforma energética, que según él, ha perjudicado a la energía termosolar, y ACS quiere vender su negocio en dicha área.
El caso es que Florentino no estuvo mucho por la labor de los discursos de los ponentes, que recordaban que fueron ellos los primeros en dar la cara por España hace ya casi dos años, en un proceso de road show internacional justo en el momento en que nuestra economía era la gran apestada.
También faltó Juan Roig, presidente de Mercadona, que no acudió a la reunión del Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) porque quería ver el partido de su equipo de baloncesto, el Valencia Basket, que disputaba la final de la Eurocupa contra el Unics Kazan.
Conocido es que Roig es un hombre austero y sin apenas más debilidades que el baloncesto. El empresario, al menos, pudo ver cómo ganaban también en campo ajeno, alzándose con el triunfo.
El menú del almuerzo fue lasaña de verduras, bacalao al albariño y leche frita. Isidro Fainé llegó algo tarde y Emilio Botín fue el primero en irse.