Ni un céntimo. Eso es lo que está dispuesto a pagar el mercado por cada acción de Inmobiliaria Colonial. Lejos de ser una frase hecha al uso, se trata de una realidad que se ha puesto de manifiesto en los últimos días, aunque ocultada por la operación de contrasplit que llevó a cabo la compañía precisamente hace un año. Sin embargo, el efecto de la misma no ha podido ser más perverso.
Hace doce meses, Colonial ejecutó un contrasplit de 100 por 1 para evitar que el bajo precio que presentaban sus títulos, apenas cinco céntimos, facilitara el trabajo de los especuladores. Por efecto de la operación, el precio de los títulos de Colonial se multiplicó por cien (se situó en algo más de cinco euros) al tiempo que el número de acciones se dividió también por cien.
Pero el balance de los últimos doce meses no ha podido ser más negativo. La inmobiliaria se ha dejado un 85% de su capitalización y las acciones se han situado por debajo de la cota de un euro como consecuencia de este desplome. De esta forma, si se descuenta el efecto del contrasplit (y, por lo tanto, se divide el precio entre cien), el precio de las acciones de Colonial no alcanza ni siquiera el céntimo de euro.
En los últimos días, los títulos de la inmobiliaria (que está controlada por sus propios bancos acreedores) han sufrido notables bandazos, probablemente provocados por el cierre de posiciones cortas dado el elevado número de acciones prestadas que estaban registradas en bolsa. En una de las sesiones, Colonial perdió un 28% sin que hubiera una noticia o hecho relevante que justificara este comportamiento.
Del cielo al infierno
Precisamente, este movimiento hizo que la compañía perdiera la referencia del euro por acción. El viernes, Colonial cerró con un descenso del 0,5%, en una sesión caracterizada por compras masivas, y el precio de su acción se situó en 0,85 euros. Su capitalización bursátil, que en tiempos de la burbuja inmobiliaria llegó a situarse por encima de los 9.000 millones de euros, se sitúa ahora por debajo de 200 millones de euros.
Colonial es uno de los paradigmas del estallido de la burbuja inmobiliaria. La empresa llegó a acumular en endeudamiento cercano a los 10.000 millones de euros después de la operación de fusión con la antigua Inmocaral y de las adquisiciones de Riofisa y un paquete del 15% de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC). Buena parte de esta deuda se ha capitalizado de forma que los acreedores (Crédit Agricole, Eurohypo y RBS) se convirtieron en los principales accionistas.