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Y Moncloa dijo “tenemos una opción mejor”: así se frustró la OPA de AENA sobre Abertis

Durante un mes largo, la posibilidad de que AENA lanzara una OPA sobre Abertis para competir con la italiana Atlantia fue algo más que una idea condenada al fracaso de TCI, el fondo accionista del gestor aeroportuario. Al Gobierno le gustó, hasta el punto de que la hizo suya aunque con cambio de actores.

Miércoles, 19 de julio. A primera hora de la mañana, el consejo de administración de Enaire, sociedad tenedora del 51% del capital que el Estado tiene en AENA, entierra toda opción de que el gestor aeroportuario puje con la italiana Atlantia por el control de Abertis. Fue un mero trámite formal. La operación había sido descartada por el Gobierno hacía unos días. El mismo Gobierno que no mucho antes la había estudiado con denuedo porque le gustaba. Y que no hizo más por ella porque de los teléfonos de Moncloa salió un mensaje que invitaba a no complicarse la vida: “tenemos una opción mejor”. Sí, la de ACS.

En realidad, la historia se inicia algunas semanas antes. Y no en el seno de AENA sino en el del fondo The Children’s Investment Fund. Definitivamente, no se trata de un inversor institucional al uso. Ya lo demostró en su día poniendo contra las cuerdas ni más ni menos que a la cúpula de Deutsche Börse, el gestor de la potente Bolsa de Francfort. Haciendo valer su condición de socio activo y, sobre todo, proactivo, TCI valora la posibilidad de que AENA haga una oferta mejor por Abertis y se quede con el gigante mundial de las infraestructuras.

Sin embargo, los responsables del fondo son conscientes de que aún es demasiado pronto para presentar tal propuesta en el consejo de AENA. Antes hay que asegurarse el apoyo del socio mayoritario, por lo que TCI inicia un intenso road-show. Fuentes próximas al Gobierno aseguran que al fondo no le faltó palo por tocar: Hacienda, Economía, Fomento, Oficina Económica de Presidencia… Y todo de la mano de la prestigiosa Rothschild, que desde el primer momento ha actuado como su asesor para la operación.

Los primeros espadas de estos departamentos recibieron personalmente a TCI para que les explicaran la operación. Según las citadas fuentes, tan sólo falló Luis de Guindos, el único que no encontró hueco en su agenda. Pero sus más estrechos colaboradores, incluida la secretaria de Estado, Irene Garrido, pudieron rendirle cuentas de sus reuniones con el fondo. Paradójicamente, uno de sus antecesores en el cargo, Íñigo Fernández de Mesa, trabaja desde finales del pasado año para Rothschild, en calidad de ‘senior advisor’, aunque recientemente ha sido nombrado presidente de la firma en España.

Moncloa no ha hecho demasiados esfuerzos por ocultar que la idea de que Abertis se quede en manos italianas le hace poca o ninguna gracia

La acogida por parte del Gobierno fue positiva en líneas generales, casi entusiasta en algunos departamentos. Nadie descartó la idea de plano. Moncloa no ha hecho demasiados esfuerzos por ocultar que la idea de que Abertis se quede en manos italianas le hace poca o ninguna gracia. El recuerdo de lo que ocurrió con Endesa sigue demasiado presente. Y el plan de TCI venía a resolver un problema aunque, por supuesto, no era el objetivo.

En cualquier caso, la respuesta inicial del Gobierno a TCI se concretó en dos mensajes. El primero, de agradecimiento por la decisión y por preocuparse por una compañía tan importante para el Estado; el segundo, que el Ejecutivo estudiaría con mucha atención la operación.

Por lo tanto, había llegado el momento de exponer los planes en el consejo de AENA. La idea convenció a la mayoría, especialmente a su presidente, José Manuel Vargas, que vio en la maniobra una puerta abierta para que la compañía se soltara al fin de los lastres que, bajo su criterio, la atenazan para crecer como debería (especialmente su condición de participada mayoritariamente por el Estado). Para someterla a votación restaba la opinión de los representantes del Gobierno, mayoritarios en el consejo, pendientes de la valoración del Ejecutivo.

TCI había hecho los deberes. A partir de entonces, las líneas telefónicas quedaron permanentemente abiertas. Según fuentes conocedoras de la situación, los contactos fueron continuos y permanentes: dudas, consultas, aclaraciones…

Hasta el Gobierno también había llegado la intención de ACS de pujar por Abertis. ¿Anterior a la de TCI? “Es posible pero improbable”, aseguran fuentes empresariales

Hasta que llegó la respuesta definitiva del Gobierno: la operación es inviable.  A un delicado pero necesario cambio de estatutos de AENA (en los actuales no se contemplan muchas de las actividades que lleva a cabo Abertis) había que sumar un prácticamente imposible cambio legislativo que permitiera al Estado reducir su participación en el gestor aeroportuario (una consecuencia de la operación). Pero hubo algo más, un mensaje que venía a decir que no merecía la pena ponerse a trabajar en un proceso largo cuando la solución (para el Gobierno, claro está) era más fácil. “Además, tenemos una opción mejor”.

Hasta el Gobierno también había llegado la intención de ACS de pujar por Abertis. ¿Anterior a la de TCI? “Es posible pero improbable”, aseguran fuentes empresariales. Que la propuesta partiera del Ejecutivo hacia ACS y no al revés también queda, por el momento, en un misterio, aunque tiene más visos de realidad. El grupo que preside Florentino Pérez no parece tener tan preparada y estudiada la operación como la tenía TCI. Como si le hubiera pillado por sorpresa.

Y La prueba es que, en todo momento, Moncloa hizo suya la propuesta. No fue un “hay una opción mejor”, fue un “tenemos una opción mejor”.

Mejor porque, sobre todo, es más rápida, no requiere de modificaciones ni del apoyo del Parlamento, que estos momentos es poco menos que una quimera. No hay mucho tiempo que perder. En teoría, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) debe aprobar el folleto de la OPA de Atlantia a la vuelta del verano.

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