En un plazo récord de dos días, dos compañías han admitido en sendos comunicados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que estudiaban el lanzamiento de una OPA sobre Abertis para competir con la propuesta de la italiana Atlantia, ya formulada oficialmente y admitida a trámite por el organismo supervisor. El mercado no ha tardado en relacionar el repentino interés por hacerse con el control de la concesionaria de infraestructuras con el malestar que generó desde el primer momento en el Gobierno la posibilidad de que una compañía extranjera adquiriera uno de los grandes grupos empresariales del país.
La lista de indicios que llevan a los inversores a ver las sombras del Gobierno tras el hecho de que Abertis se haya convertido de repente en la empresa de moda es larga pero el más evidente es que el primero de esos intentos de contraopa confesados ante la CNMV ha sido protagonizado por AENA, controlada al 51% por el Estado. Esta circunstancia es la que ha complicado la operación hasta hacerla prácticamente imposible. Pero también es la que hace muy difícil pensar que el Ejecutivo no respaldó desde el principio la maniobra para terminar desechándola en último término, al entender que traería más problemas de los que solventaría.
De ahí que cuando la historia se ha repetido 48 horas más tarde, en este caso con ACS como protagonista, la figura del Gobierno haya aparecido entre bambalinas, como muñidor de un nuevo intento de evitar que Abertis se quede en manos italianas.
Moncloa no quiere otro episodio como el de Endesa”
"Moncloa no quiere otro episodio como el de Endesa", asegura una fuente empresarial conocedora de la situación. El Partido Popular fue en su día muy crítico con la operación de compra de la eléctrica por parte de la compañía pública italiana Enel y también con la gestión de ésta. El último episodio se vivió en sede parlamentaria, donde el ministro de Energía, Álvaro Nadal, atacó a Enel por una decisión que condenaba al cierre a dos centrales de Endesa.
"En el mercado hay una corriente de opinión de que Enel ha exprimido a Endesa y se ha quedado con lo mejor que tenía. Y el actual Gobierno no quiere que le suceda lo mismo con Abertis", apunta la citada fuente.
Pinchada la opción de AENA, aparece en el horizonte la de ACS, con más visos de, al menos, perdurar en el tiempo y de lanzar a Atlantia el mensaje de que no les será tan fácil llevarse una de las grandes empresas españolas.
En la cúpula de Atlantia hay constancia de que desde Roma ni se ha levantado un teléfono para interesarse por lo que está ocurriendo en España con esta operación
Y parece que ese mensaje ha llegado hasta el otro lado del Mediterráneo. Fuentes de toda solvencia aseguran que los principales dirigentes de la concesionaria italiana están molestos con el Gobierno español por los obstáculos que están poniendo en el camino de la operación. Pero están especialmente indignados con el propio Ejecutivo italiano al considerar que debería haber denunciado esas maniobras por parte de Moncloa, bien en público o, al menos, en privado.
Sin embargo, en la cúpula de Atlantia hay constancia de que desde Roma ni se ha levantado un teléfono para interesarse por lo que está ocurriendo en España con esta operación. Antes de que surgieran, de forma teóricamente espontanea, las posibilidades de contraopa, destacados miembros del Gobierno español mostraron sus reticencias a que Abertis pasara a manos extranjeras y se encargaron de recordar que determinados activos, especialmente la operadora de satélites Hispasat y las concesiones de infraestructuras que aún le quedan en España, tienen carácter de estratégicos y, por lo tanto, precisan de la autorización del Ejecutivo a la hora de cambiar de manos.
El Gobierno es consciente de que, en los términos en los que está planteada actualmente, la OPA de Atlantia no cuenta con el apoyo de La Caixa, principal accionista de Abertis, con una participación algo superior al 22%. Sin él, el éxito de la oferta, condicionada a la aceptación de más de la mitad del capital, se antoja complicado.
Sin embargo, la percepción generalizada es que Atlantia cuenta con margen para mejorar las condiciones económicas de la OPA, lo suficiente para presentar una propuesta que La Caixa no rechazara. Y el Gobierno no quiere correr riesgos.