¿Se imaginan un tripartito de Ciudadanos, PSOE y Podemos gobernando en Moncloa? No parece lo más probable a la vista de los derroteros por los que transita la campaña electoral, pero el debate del lunes dio pie a todo tipo de especulaciones, alimentadas, en buena medida, por la indefinición de Pedro Sánchez y los estrategas de Génova, que ya han empezado a azuzar el miedo a esta opción.
Pero si estos tres partidos (¿de izquierda, pseudoizquierda, centro o centroderecha?) llegasen a gobernar juntos, el sector energético ya podría ponerse a temblar. Ciudadanos y Podemos, cada uno a su estilo, coinciden en que hay que minar el ‘cuasiomnímodo’ poder del oligopolio eléctrico.
El partido de Albert Rivera, nada dado a planteamientos radicales, recoge en su programa electoral la idea de trocear los grandes grupos eléctricos (estaríamos hablando de Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa) para “impedir que las empresas de generación, distribución [con la propiedad de las redes] y comercialización, provenientes de los antiguos monopolios, continúen formando parte de un mismo grupo empresarial”.
Podemos quiere devolver al Estado el control de las plantas hidroeléctricas y Ciudadanos apuesta por trocear los activos de las grandes eléctricas para que no controlen toda la cadena del negocio
El de Pablo Iglesias va más allá. Apunta directamente a “la recuperación por parte del Estado de las centrales hidroeléctricas cuyas concesiones a empresas privadas caduquen. De su gestión se encargarán las confederaciones hidrográficas, el Ministerio de Medio Ambiente y el operador del sistema”.
Iglesias y su gente apuestan por confiscar estos activos, la mayoría de ellos heredados del franquismo, así como “acabar con los beneficios injustificados de las centrales nucleares e hidroeléctricas”.
Esta medida también es defendida por una amplia corriente dentro del PSOE, que considera que las inversiones realizadas en estas plantas ya están suficientemente amortizadas y, sin embargo, con el perverso sistema de fijación de precios mayoristas (pool), se embolsan el precio más alto fijado por las tecnologías más caras (térmicas de gas y carbón). De ahí que se les llamen beneficios caídos del cielo.
Apuesta por las renovables
Tanto PSOE como Podemos y Ciudadanos defienden a capa y espada un nuevo impulso a las energías renovables, después de los cuatro años de legislatura del PP de tierra quemada con la generación de electricidad con fuentes no contaminantes.
El Real Decreto de Autoconsumo tendría los días contados si alguno de estos tres partidos consigue llegar a Moncloa
Podemos es el partido más agresivo en este aspecto, al apostar por un horizonte camino del 100% de energías renovables, que en el caso de la Administración se haría por Ley: todas las entidades públicas estarían obligadas a contratar toda su electricidad con fuentes de procedencia verde, algo materialmente imposible tal y como está diseñado el sistema eléctrico.
Las tres formaciones se han comprometido, con más o menos vehemencia, a derogar el Real Decreto de Autoconsumo aprobado por el Ejecutivo, que asesta un duro golpe a esta forma de generar energía renovable desde las casas y empresas.
Los tres partidos eliminarían esta normativa para dar un nuevo impulso a esta energía que ya triunfa en media Europa.
Podemos y PSOE también coinciden en defender el cierre progresivo de las centrales nucleares al cumplir los 40 años de vida útil para los que fueron diseñadas. Ahí Ciudadanos mantiene una posición más tibia.
El PP, sin embargo, sigue defendiendo que las centrales deberían ampliar su vida útil hasta los 60 años, tal y como se va a hacer con Garoña. El partido en el Gobierno ha descubierto en plena campaña electoral que las energías renovables son buenas y se ha puesto a lanzar mensajes a favor de este tipo de energías, al rebufo de la Cumbre sobre el cambio climático de París.