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Las bajadas de potencia en hogares y pymes rompen el plan del Gobierno de acabar con el déficit eléctrico

Las fuertes subidas del coste del término de potencia aplicadas por Industria en 2014 han provocado un efecto perverso. Hogares y pymes han reducido su potencia para pagar menos en el recibo, provocando un agujero de 742 millones de euros en el sistema eléctrico.

  • El ministro de Industria, José Manuel Soria.

El Ministerio de Industria y Energía no ha calculado bien los efectos que podría tener en el sistema eléctrico subir la parte fija del recibo de la luz y, a la vez, andar presumiendo de que el precio de la electricidad ha bajado en 2014. El INE, los expertos del sector y las organizaciones de consumidores han echado por tierra las tesis del ministro José Manuel Soria y han constatado, por activa y por pasiva, que el recibo de la luz subió el pasado año.

Pero lo peor es que esa subida, superior al 4% según las fuentes que rebaten al ministro, ha traído consecuencias no deseadas para un Gobierno que para este año electoral tenía previsto anunciar el fin del dichoso déficit de tarifa (30.000 millones de euros que los españoles tendrán que seguir pagando a las compañías eléctricas en los próximos años por el desfase entre costes e ingresos que se arrastra desde principios de la década pasada).

Ese compromiso no se podrá cumplir porque ha habido una avalancha de familias y pymes que en 2014 se ha bajado la potencia contratada para pagar menos en el recibo de la luz. No hay datos desagregados del número de hogares, autónomos y pequeñas y medianas empresas que le han pedido a su compañía eléctrica que les baje la potencia para ahorrar en los costes fijos del recibo, que representan más del 60% del monto total que se paga cada dos meses.

Pero sí hay datos oficiales, facilitados por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), de la caída de ingresos conjunta para el sistema provocada por esas bajadas de potencia.

Según la última liquidación del sistema (número 14) elaborada por la CNMC (ver página 8), correspondiente al cierre del ejercicio completo de 2014, los "ingresos por peajes a satisfacer por los consumidores finales de electricidad" cayeron un 5%, con un desfase negativo de 742,65 millones de euros, sobre una previsión inicial de ingresos de 14.813,27 millones.

Según la liquidación de 2014 elaborada por la CNMC, los ingresos por peajes (la mayoría de ellos costes fijos asociados a la potencia contratada) cayeron un 5%

La mayor parte de esta cantidad no ingresada por el sistema se debe a las bajadas masivas de potencia contratada y una pequeña parte, no cuantificada, a la caída de la demanda eléctrica durante 2014.

La mayoría de los clientes finales que se bajaron la potencia están en la franja de baja tensión (son los consumidores de menos de 10 kilovatios contratados y representan el 74% del total) y sus ingresos bajaron por esta causa entre un 2% y un 6%.

También contribuyeron a este agujero los clientes de baja tensión con potencias medias y altas (más de 15 kilovatios), que recortaron su potencia contratada conjunta entre el 6% y el 7,4%.

Este movimiento de rebeldía ciudadana contra las subidas aplicadas por Soria en 2014 al término fijo y la caída de la demanda general provocó un shock en el consumo eléctrico, que cayó en 2.849 gigavatios/hora durante todo 2014.

Para todos estos colectivos, Industria previó subidas de ingresos de entre el 1% y el 6,6% al no contemplar esta avalancha de bajadas de potencia y así lo contemplo en sus estimaciones para tratar de dejar el déficit del sistema eléctrico casi a cero en 2014.

El Gobierno ya mostró su preocupación el pasado año por la mala evolución de los ingresos del sistema por las bajadas de potencia y pidió a las eléctricas una explicación

Pero no va a ser posible. Hay 742 millones de euros de menos ingresos, que no estaban previstos y provocarán un desequilibrio financiero en el sistema que trastoca todos los planes de Industria para apuntarse el punto de haber sido el Gobierno que acabó con el déficit de tarifa.

Ya el pasado año, Industria no ocultó su preocupación por el impacto negativo que estaba teniendo en los ingresos las bajadas masivas de potencia (así como los cortes voluntarios de suministro eléctricos en segundas residencias y viviendas vacías) tras los dos subidones: casi un 10% en febrero y un 12% en agosto, hasta el punto de que los ingresos por peajes de acceso se dispararon al 69%, frente al 64% existente hasta entonces.

El director general de Política Energética y Minas, Jaime Suárez, envió una carta a las distribuidoras eléctricas para pedirles información sobre las posibles causas de la reducción de la potencia contratada por parte de sus clientes. En la misiva, adelantada por CincoDías, Industria alertaba de que en los últimos meses se había observado “una reducción significativa en la recaudación de los peajes de acceso, que no se corresponde con la caída de la demanda producida en las mismas fechas”.

Esa causa principal era la bajada de potencia de miles de clientes, la mayoría de ellos situados en la franja de menos de 10 kilovatios de potencia contratados.

Los movimientos ciudadanos alentados por asociaciones ecologistas (Greenpeace) y de consumidores recomendaban bajarse la potencia para ahorrar por dos vías: recortando el coste fijo del recibo, que fue el que el Gobierno subió en dos ocasiones, y pagando menos por consumo, dado que cuanta más alta sea la potencia más caro es cada kilovatio consumido.

Gracias a estas iniciativas de concienciación pública y lucha contra las políticas de subidas del recibo promovidas desde el Gobierno, muchos consumidores (familias y pymes) se dieron cuenta de que tenían contratadas por defecto (viviendas compradas durante a burbuja inmobiliaria…) potencias muy superiores a sus necesidades de consumo en función de los electrodomésticos y sistemas de calefacción/aire acondicionado que tenían en sus casas.

De hecho, Holaluz.com, la compañía alternativa que se hizo con el contrato de la OCU para ofrecer luz más barata a decenas de miles de consumidores denunció que muchas viviendas construidas con el boom venían "de serie" con potencias contratadas mucho más altas de las necesitadas y a todos sus nuevos clientes les proponían reducciones por debajo de 5,5 kilovatios.

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