La automatización ha dejado de ser cosa del futuro, al menos del más lejano, y ha comenzado a instalarse en nuestras vidas. Ahora llega el turno de asentarse también en nuestra oficina. El último informe de la consultora PwC destaca que la robotización del trabajo impactará en uno de cada tres empleos a partir del año 2030.
El estudio, titulado Will robots steal our jobs? y elaborado a partir del análisis del mercado laboral de 27 países, asegura que la inteligencia artificial no afectará significativamente en el mercado de trabajo español hasta más allá de ese año. Sin embargo, cuando lo haga, será definitivo: el 34% de los empleos podría estar en peligro por esta automatización.
Hasta 2030, según el informe, solo un 3% de los empleos en España estará en riesgo por la implantación de estos robots. Durante esta primera fase, se pondrá en marcha la automatización de las labores más sencillas y del análisis estructurado de datos. Sin embargo, en una segunda fase de automatización aumentada, que se prolongará hasta mediados de la década de 2020, se ampliará el intercambio de información y al análisis de datos desestructurados, con lo que el 21% de los empleos podría estar en riesgo. Esta automatización del mercado laboral español alcanzará su oleada autónoma a partir de 2030, cuando el 34% de los empleos se verá afectado por la automatización tanto de tareas rutinarias como de destrezas manuales y la resolución de situaciones y problemas en tiempo real.
Transporte y logística e industria, los sectores más afectados
En España, la robotización afectará al 39% de los hombres y al 28% de las mujeres, y será más crítica con los empleados de nivel de formación medio (39%) o bajo (44%). Además, los sectores que potencialmente se verán más afectados por la automatización serán el transporte y la logística y la industria, que podrían perder el 52% y el 45% de los puestos de trabajo, respectivamente, en el escenario más avanzado. Para los sectores de alimentación y distribución las previsiones son más moderadas (34%), mientras que el de educación será el que menos se vea afectado por la robotización, con solo el 8% de los empleos en riesgo.
El estudio de PwC considera que, muy probablemente, los viejos empleos sean sustituidos por otros nuevos y que, en el largo plazo, acabarán teniendo un efecto positivo para la actividad económica en su conjunto. Las estimaciones del informe apuntan a que la inteligencia artificial y la automatización supondrán en 2030 en torno al 14% del PIB mundial, aunque apunta que será imprescindible la colaboración entre las empresas y las administraciones públicas durante todo el periodo de transición hacia el nuevo mercado laboral para que el cambio se produzca gradualmente y los beneficios de las nuevas tecnologías afecten a la mayor parte de la sociedad y no solo a unos pocos.
Robots que paguen impuestos
Los sindicatos temen que esta automatización suponga un auténtico agujero negro para el desempleo. Desde UGT, su secretario de Política Sindical, Gonzalo Pino, se pregunta cuántos puestos de trabajo se quedarán en el camino de esta transformación. "La digitalización, la robotización, va a un ritmo tan acelerado que no va a permitir formar a los trabajadores para asumirla. Estos trabajadores se van a ver expulsados del mercado laboral", asegura en declaraciones a Vozpópuli.
Por eso, la formación es una de las claves en opinión de Pino. "Los empresarios se suman a los avances cuando ya es tarde, y no hay que esperar a 2030, sino empezar a preparar ya a los trabajadores para que puedan ser ellos quienes piloten esta transformación".
La otra clave está en asumir que la robotización es ya una realidad y, como tal, hay que saber gestionarla. "Hay que aprovechar el aumento de la productividad que traiga la robotización para alimentar el estado del bienestar". Considera Pino que los beneficios deben ir más allá del empresario y redundar en toda la sociedad. Y es aquí donde entra en juego el 'impuesto sobre los robots': que los beneficios que éstos generan sirvan para sufragar desde la sanidad hasta las coberturas sociales para los desempleados.
Evidentemente, no serían los robots quienes tributasen, sino que lo harían sus dueños, los empresarios. El sindicato aventura que serán muchos los trabajadores que se queden en el camino y proponen esta medida como paliativo de los 'daños' que vengan acompañando a la nueva generación de máquinas.