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Renfe tendrá 125 millones más de deuda si no hay acuerdo sobre los Cercanías catalanes

Artur Mas corteja a la francesa SNCF para gestionar los ‘Rodalies’, pero el 'Govern' no gasta un duro: en 2012 Renfe asumió 135 ‘kilos’ más de deuda al no haber acuerdo sobre las transferencias, cantidad similar a la de este curso. La IGAE da un toque a Fomento.   

En su ofensiva diplomática, Artur Mas acudió a comienzos de semana a París, donde protagonizó un revuelo importante en el sector ferroviario a raíz de unas declaraciones suyas. "Renfe es un operador muy importante, pero esto no quiere decir que tenga que ser exclusivo para siempre. No descartamos que la SNCF pueda hacerse cargo del servicio de Rodalies". Los Rodalies son los Cercanías de Cataluña, para cuya gestión el president propone, no sin interés político, a la Société Nationale des Chemins de Fer francesa, además de a la Deutsche Bahn alemana o a la transalpina Ferrovie dello Stato. Pero Mas se equivoca, porque Renfe Operadora no opera los Rodalies: desde el 1 de enero de 2010 lo hace la Generalitat, dirigida por Artur Mas, aunque Renfe asume parte de la gestión hasta 2016.     

Transferidos hace más de tres años (el 1 de enero de 2011 el Ministerio de Fomento hizo lo propio con los trenes de Media Distancia catalanes), los Cercanías son una fuente inagotable de problemas para el departamento que tutela Ana Pastor. Incapaz de llegar a un acuerdo con Artur Mas sobre las transferencias a pagar por el Gobierno central, la ministra cargó en agosto del año pasado en las arcas de Renfe nada menos que 135,7 millones de euros de deuda correspondientes al ejercicio de 2011. Un palo que puede volver a repetirse este curso, tal y como ha alertado al operador ferroviario la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), perteneciente al Ministerio de Hacienda.

La IGAE se lo ha dicho a Fomento y a Renfe por activa y por pasiva: o hay acuerdo o el monto de deuda de 2012 ascenderá a 125 millones, diez kilos menos que el año anterior. Pero la cifra sigue siendo igualmente desorbitante, opinan en los pasillos ministeriales. De entrada, agravaría las pérdidas de Renfe en el presente curso por encima de los 150 millones. Por eso han sentado tan mal las palabras de Artur Mas, consideradas una nueva provocación del líder de CiU, que inició hace meses un camino soberanista sin retorno.

“Es un nuevo chantaje”, señalan fuentes de Renfe. “Al igual que el concierto económico que reclama con ahínco, lo que Mas pide es lo de siempre: más dinero”. Otras partes ven una nueva deriva en las intenciones del mandatario autonómico: Cataluña quiere gestionar su propio proceso de liberalización ferroviaria, una idea ya formulada en 2011 por el conseller de Economía Andreu Mas-Colell: “Queremos que nos traspasen todo lo transferible y un poco más”.

La guerra Renfe-Generalitat es vieja y provoca división incluso entre los sindicatos del sector, partidarios, unos, de contar con un solo operador central y otros, los catalanes, de tener el suyo propio. El año pasado, el Govern impuso centenares de multas a Renfe por sucesivos retrasos. Cataluña, en definitiva, aspira a conseguir los 4.000 millones acordados en su día con José Luis Rodríguez Zapatero de presidente para mantener su red de Cercanías.     

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