Banco Santander presentó este pasado miércoles unos resultados anuales correspondientes al ejercicio 2015 "muy positivos" en opinión de su presidenta, Ana Botín: El banco alcanzó 5.966 millones de euros de beneficio neto, un 3% más que los registrados un año antes, y logró salvar así un contexto económico internacional "complejo", con fuertes exigencias regulatorias, tipos de interés en mínimos y un entorno recesivo en los emergentes. Santander incrementó en un 6% el volumen de crédito concedido, y en un 7% la captación de clientes (se han firmado ya 860.000 cuentas 1/2/3).
Los resultados, sin ser en absoluto malos, sí que quedaron un tanto deslucidos, toda vez que el consenso de analistas esperaba un incremento del beneficio que rondase el 12%, tal y como publicó Expansión. No ha sido así, ya que el banco ha tenido que enfrentar en este cuatro trimestre del año varios saneamientos y provisiones no recurrentes. En total, frente a unos ingresos positivos no recurrentes de 1.118 millones de euros (283 millones por el efecto positivo de la compra del Banif portugués y el resto por plusvalías fiscales en Brasil). Santander registró al final de año unas pérdidas de 1.718 millones de euros por negativos "no recurrentes".
"Desde abril de 2015 nos afecta la recesión y el tipo de cambio en Brasil, y de ahí parte de la penalización en Bolsa", reconoció Botín
De estos 1.718 millones de euros, 683 se deben a deterioros de activos intangibles, 435 millones a otros conceptos como fondos de comercio, etc, y el resto, 600 millones de euros, se fueron a cargo de una provisión por reclamaciones de clientes británicos. Tal y como explicó la propia presidenta, el 95% de estas operaciones reclamadas se formalizaron en 2004 en Abbey, antes de que éste fuera adquirido por Santander. También se tuvieron que constituir las aportaciones del Fondo de Garantía de Depósitos y del Fondo de Resolución, así como provisiones por pérdida esperada en los créditos al consumo en EEUU; todos estos efectos redujeron los resultados en la última fase de 2015.
El tipo de cambio en Brasil, un quebradero de cabeza
"Desde abril de 2015 nos afecta la recesión y el tipo de cambio en Brasil, y de ahí parte de la penalización en Bolsa", reconoció Botín, quien sin embargo reivindicó el buen negocio que, aún así, supone el país iberoamericano al banco: "El riesgo total de Brasil para el grupo equivale al 8%, un balance pequeño que sin embargo supone el 18% de los ingresos", señaló. Eso sí, el incremento de la morosidad debido a la recesión provoca que la entidad esté cambiando la composición de su cartera: menos crédito al consumo y a cambio más financiación a grandes empresas y mayor concesión de hipotecas.
A pesar de estos efectos temporales y "estacionales", la presidenta aseguró que el cuarto trimestre para Santander fue mejor que el tercero. "Ha habido un efecto de tipo de cambio negativo, pero es más importante la tendencia comercial; es decir, que ganamos más clientes", añadió. La entidad financiera más grande de España sostiene que la tendencia "es positiva en margen neto de intereses en moneda constante"; es decir, que descontado el efecto pérdida provocado por la depreciación del real brasileño, el negocio del banco está creciendo en dicho país.
La presidenta del Santander reconoce que la incertidumbre política pesa "y es verdad que el teléfono suena menos"
"Suena menos el teléfono"
La primera ejecutivo de Banco Santander también reconoció que se está notando una cierta ralentización en las operaciones de inversión y corporativas a raíz de la incertidumbre política en España. "La incertidumbre pesa y es verdad que el teléfono suena menos", admitió.
Aún así, los números del banco en cuanto al inmobiliario fueron sensiblemente menos malos respecto del año pasado, si bien persistieron los números rojos. Si en 2014 la actividad ligada al ladrillo en España ocasionaban unas pérdidas de 652 millones de euros, este 2015 la cifra del quebranto ha sido un 35% más baja, con un resultado negativo de -420 millones de euros. Ha caído el volumen de créditos del inmobiliario (de 3.900 millones a 2.600 millones), si bien se ha disparado el volumen de créditos de otro tipo en balance (un total de 15.800 millones a cierre de año). Sin embargo, la mejora del mercado está permitiendo revertir cada vez más provisiones y reducir los saneamientos gracias a las cada vez menores pérdidas.