"Todo el mundo es culpable de algo pero a nosotros se nos hace culpables de cosas que no tenemos tanta culpa", se ha lamentado el presidente de la patronal eléctrica Unesa, Eduardo Montes. Según ha explicado, una buena parte de los ofertantes de electricidad en las subastas son brokers, compañías financieras, constructoras, un "mix muy amplio" que es "perfectamente válido". En todo caso, ha asegurado comprender la "impresión" de los consumidores ante las subidas y ha explicado que lo único que pueden hacer las eléctricas en las subastas es "ofertar con la mejor eficiencia".
Según su análisis, los altos precios de la electricidad del mes de diciembre se deben a varios factores, entre ellos la falta de viento -el viento disminuye el precio del 'pool' aunque tiene primas, ha dicho-, el que ha habido varias centrales nucleares en momento de supervisión, que "la demanda ha crecido un poco" y que el precio del gas en Europa ha crecido mucho, hasta el punto de que es tres veces mayor que en Estados Unidos.
Montes ha asegurado este viernes que él "no es consciente" de que la subasta eléctrica de ayer haya sido "sustancialmente diferente de otras", después de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) haya decidido que no procede validarla. En declaraciones a Onda Cero recogida por Europa Press, Montes ha pedido esperar a que se conozca el informe completo de la CNMC y ha explicado que "no hay precedentes" para, una vez que se anule la subasta, predecir cuál será el precio de la electricidad a partir de enero.
En este sentido, sólo ha apuntado que hay un algoritmo de cálculo basado en los días posteriores y anteriores a la subasta, que es el que fijaría el precio, pero ha avisado de que no sabe "si va a ser realmente inferior" a la subida del 11% que se derivaba de la subasta de ayer. "Depende del algoritmo, es muy difícil saber lo que va a pasar", ha remarcado.
Montes ha añadido que le preocupa que haya una "demonización" de las compañías eléctricas, porque en las subastas participan muchos actores -las eléctricas no son más que el 10 o 12% de los ofertantes- pero, de cara al consumidor, el nombre "que está en las facturas" es el suyo. Y ha añadido que la comercialización de último recurso no es "un negocio fantástico, ni muchísimo menos".