La gran cifra sobre la salida de depósitos (73.000 millones de euros durante el pasado mes de julio) ha dejado en entredicho la posición de liquidez de la banca española. Sin embargo, bajando a la letra pequeña, esta voluminosa fuga, la mayor salida de depósitos privados de las entidades españolas desde septiembre de 1997, queda anulada, en su gran mayoría, por la contratación de pagarés por parte de hogares, empresas e instituciones financieras residentes en España. La compra de pagarés de estos agentes nacionales ascienden a 65.000 millones, según las estimaciones realizadas por el sector, frente a la salida total de 74.000 millones en depósitos.
El pasado mes de agosto, las estadísticas del Banco Central Europeo (BCE) desvelaban que los depósitos colocados en los bancos españoles ascendieron al cierre de julio a 1,50 billones de euros, el 4,7% menos respecto al mes anterior. El descenso de 73.000 millones se reparte de manera desigual entre los residentes nacionales (-65.000 millones), los residentes de la eurozona (6.000 millones) y del resto del mundo (-13.000 millones).
El descenso de 65.000 millones en depósitos supone la mayor caída intermensual de los últimos meses. Sin embargo, en la práctica se ha vivido un efecto traspaso de los depósitos a los pagarés por la mayor remuneración de estos últimos, dada la penalización existente a la alta rentabilidad de los depósitos. De hecho, en los pasados meses, las entidades reavivaron la guerra del pasivo en la comercialización de los pagarés.
La banca orientó la guerra del pasivo a los pagarés por la penalización a la alta remuneración de los depósitos
En los próximos meses se mantendrá este efecto compensación de los pagarés frente a la salida de depósitos. "Según vayan venciendo los plazos de estos pagarés, este volumen de ahorro volverá a aparecer de nuevo en la cesta de los depósitos", explican desde una entidad. Esta reconversión se explica en las condiciones de la recién aprobada reforma financiera, que no sólo dificulta la colocación minorista de los pagarés sino que retira la limitación a las altas remuneraciones de los depósitos.
Los agentes nacionales que más depósitos cancelaron hasta julio fueron las instituciones financieras no monetarias (-39.000 millones), seguidos de las empresas (-16.000 millones) y los hogares (-10.000 millones). "Esta caída es coherente con la situación económica, que lleva a los agentes a utilizar sus depósitos para consumir o financiar circulante", razonan desde un banco.
Parte de la caída en empresas y hogares se debe a efectos estacionales, como el pago de impuestos en el sector empresarial. Sin esa corrección de estacionalidad del mes de julio, los cálculos del sector estiman que el descenso en los depósitos se hubiera frenado en los 12.000 millones.
En cuanto a la caída en depósitos de 13.000 millones de los agentes del resto del mundo, el sector explica estas salidas en la obligación de determinados fondos soberanos y bancos centrales de deshacer sus inversiones ante la caída del rating de la deuda soberana española, al borde del bono basura. "La salida de estos inversores se explica en que por ley tienen que salir de países cuyo rating baje de un determinado nivel", aseguran en una entidad, que confirman que los bancos alemanes han protagonizado un efecto de huída masivo de la cesta de depósitos españoles.