La cadena de distribución Eroski, anunció el pasado jueves, mediante hecho relevante, la adopción de medidas encaminadas a adecuar el servicio de su deuda, algo que podría conllevar “reordenaciones societarias”. Eso se traducirá, entre otras cosas, en la separación entre deuda inmobiliaria y deuda operativa del grupo.
Una separación en dos sociedades que facilitará las tareas de refinanciación en las que está inmersa la compañía.
Así lo afirman fuentes de mercado, que insisten en poner de manifiesto la buena voluntad de la banca por sacar adelante la compañía, dado que el negocio operativo es viable. Para ello, quieren tener separado el grano de la paja.
Eroski sigue sus negociaciones bancarias con el máximo secretismo, intentando evitar que se produzcan filtraciones y, especialmente, que se compare su caso con el de Fagor. De esta manera, está tomando medidas para frenar el goteo de informaciones sobre posibles desinversiones de activos no estratégicos forzados por la banca o la situación de la deuda.
La banca, por su lado, mantiene su apuesta por la firma de ventas, aunque pasando por un lógico downsizing, apostando por el negocio local junto a la franquicia Caprabo.
Por su lado, desde la Corporación Mondragón hay interés en dota a la organización de más transparencia, insistiendo en la viabilidad de un modelo que, sin embargo, precisa de ser revisado.
Es cuestión de tiempo y de que se vayan purgando las compañías del grupo conflictivas, como Fagor, que este lunes anunció la suspensión de pagos de algunas filiales.